La felicidad está más cerca de lo que muchos creen. Tan cerca que quema. Reside en uno mismo, en saber mirarse, conocerse, concentrarse y meditar.
“El que quiere una vida plena la conseguirá a través de la meditación y la concentración en uno mismo”. Pero para lograr esa serenidad en el espíritu, las aguas en donde debe mirarse cada individuo deben estar tranquilas “porque si me miro en las aguas reposadas puedo verme pero si están revueltas no puedo llegar a mí mismo”, apunta.
Con estas palabras el Dios en la Tierra Satnam Sakhi -como muchos le conocen-, explica los preceptos de una filosofía de vida, el Prem Prakash Mandal, cuya corriente siguen la mayoría de los hindúes que viven en la ciudad al ser de origen sindi y que se basa en conceptos “muy similares a los que se predican en otras religiones”. Amor al prójimo y luz del conocimiento espiritual como base de la existencia, ser humilde, bondadoso y servicial y una serie de “valores universales que convierten al maestro espiritual en un guía para muchísima gente”. Así explica el portavoz de asuntos religiosos de la comunidad, Prakash Ratan, la importancia de uno de los maestros más importantes del hinduísmo que reunirá en torno a sí a un gran número de seguidores que ayer acudieron al templo para escuchar su palabra. “Esta visita es una gran alegría recibirlo y estar junto a él para exponerle nuestras dudas y escuchar su mensaje. Viene cada dos años desde la India para predicar y significa mucho ternerle a nuestro lado”, explica Ratan.
Rukmini, Tina y Dayal le esperan impacientes. Son una parte del medio centenar de fieles que ayer se acercaron al Templo Hindú a escuchar a su maestro espiritual. Dicen que la visita les hace respirar un ambiente de paz y espiritualidad muy especial y que les recuerda “los valores que siempre nos han inculcado desde la humildad o la bondad”.
Durante todo el fin de semana estarán a su lado y renovarán junto a él su devoción por una fe “que no sabemos si es la mejor pero es la nuestra”, explican reiterando que “todos sabemos que el amor al prójimo y ser buenos es importante para la satisfacción personal”. No todos consiguen el estado de meditación. “El secreto es concentrarse en algo, pensar sólo en eso y dejar que llegue ese estado”, explica Vindu. Ella sigue al maestro desde hace 40 años. Su marido falleció hace uno. Sigue meditando cada día antes del amanecer. Eso le permite estar serena ante la tristeza. Y feliz ante la vida.