Los telespectadores habrán podido fijarse en estos días pasados a través de los abundantes planos de la televisión durante las comparecencias de oradores, acerca del comportamiento existente entre dos de sus señorías, situados a la derecha de la Tribuna, como si existiera una invisibilidad entre ellos exclusiva.
¡Es qué ni se miran¡, como si existiera un castigo divino o mitológico condenándoles, si lo hicieran, a convertirse en figuras pétreas o de sal.
Es posible que Heródoto al llamar Androesfinge a la egipcia, la cual tenía rostro de varón, estuviera ya preconizando lo que acabaría sucediendo en el Congreso.
Los protagonistas, se tratan de Gerardo Pisarello, ex mano derecha de Ada Colau y Adolfo Suarez Illana, de brillante ascendencia paterna, los cuales ejercerán respectivamente como Secretario Primero y Tercero del Congreso de los Diputados, durante el proceso de investidura.
Llama la atención, a este columnista, y probablemente al espectador “de a pie” que ha venido observando sus comportamientos a lo largo de estos días, como dichos Secretarios, no han cruzado una sola palabra o comentario sobre el devenir de sus responsabilidades en este plazo temporal, ya que brinda a pensar que entre los “rifi-rafes” de los Parlamentarios y el silencio y la soledad de los monjes cartujos aplicados a los Secretarios, se nos viene a la cabeza, si se me permite la licencia, de aquello que manifestaba Romanones, ¡ vaya tropa ¡.
Sus miradas se pierden en la lontananza del Hemiciclo ¿?, mientras el enceguecimiento surge a la derecha e izquierda de sus personas, como si se tratara de una premonición.......
Presten atención y observarán algunos comportamientos, al menos para mí, inexplicables y de sarcasmo, en la esperanza de que algunas conductas no son las más adecuadas, máxime cuando te mira media España.
Es posible que no hayan sido presentados. Usted no puede imaginarse que grado de ausencia de educación va filtrándose poco a poco pero
De manera irreversible en todos los poderes públicos.