Ceuta, 4.00 horas. Del céntrico hotel Ulises de Ceuta salen a paso rápido, casi a la carrera, agentes de los Grupos de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil. Los conocidos como GRS. Han sido activados, una madrugada más, ante la aproximación de un número indeterminado de inmigrantes que intenta alcanzar la ciudad autónoma, sorteando el vallado que separa la ciudad del Boza del infierno de Marruecos. Una noche más se repite una activación que estos agentes entienden como algo mecánico, porque nadie pregunta ya qué deben hacer y porque todos tienen el cometido más que aprendido.
El punto de salida está establecido junto al Paseo de Colón, los vehículos deben estar en cuestión de minutos formados ante esa doble valla que ahora quiere elevar el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, antes de la retirada de las concertinas. La política entiende de las mil y una maneras existentes de marear la perdiz, pero la Guardia Civil solo tiene que entender de un único cometido: el que le tienen encomendado por aplicación de la ley, aunque se trate, a pie de campo, de un complicado choque entre personas de mundos distintos y enfrentados. Los unos, vestidos de uniforme obligados a blindar los más de 8 kilómetros de vallado y de anulación de libertades fronterizas; los otros, hombres que solo entienden que dar el salto supondrá para ellos algo así como la gloria. Por eso el grito de Boza los une para alcanzarlo en cada intento de pase.
Un equipo de FAROTV acompaña desde base a los GRS en esta activación. A pie de terreno, en pleno Revellín, se ‘embarca’ en un servicio que para sus protagonistas es uno más de entre la hilera de despliegues que llevan a cabo mientras están comisionados en Ceuta, pero cuyo modo de proceder pasa desapercibido al ciudadano que solo visualiza el punto y final de estos servicios, el que ve en televisión.
“La activación se produce en los distintos domicilios que tenemos en Ceuta”, explica el mando al frente de los GRS en una entrevista con la televisión de El Faro. “Tenemos un tiempo de reacción que normalmente no supera los 25 ó 30 minutos desde que se produce la activación de la Central Operativa de Servicios (COS) hasta que llegamos al perímetro. Contamos con la información que a mí, como oficial jefe, se me va proporcionando. Entonces decido el despliegue por la zona en la que se puede producir el contacto con los inmigrantes en el vallado. Además de manera coordinada con la Gendarmería marroquí, que tiene su despliegue, tratamos de impedir que vulneren el perímetro”.
Mando de los GRS: “La respuesta es muy rápida; son chavales que duermen con el teléfono en la oreja”
Sobre el terreno nadie tiene dudas, nadie pregunta. Se emite una orden y se actúa disponiendo solo de una mera aproximación en torno al número de personas que intenta sortear ese vallado que ha terminado siendo noticia en todos los informativos nacionales e internacionales.
A lo largo de esos 8 kilómetros y medio de línea perimetral ha pasado mucho en estos más de 23 años de valla. La cifra de heridos es incalculable, se cuentan también las muertes además de las escenas dramáticas como las de esos bebés que eran arrojados como meras pelotas de baloncesto de un lado a otro de la valla o esas embarazadas que la cruzaban a punto de parir. Son auténticos dramas humanos que los políticos reducen a mensajes oficialistas y con los que tienen que lidiar en primera línea estos agentes, que vienen comisionados a Ceuta por temporadas ante la necesidad de refuerzos que requiere la Comandancia de la Guardia Civil en nuestra ciudad, disponiendo de un material concreto para protegerse ante incidencias como las vividas en verano de 2018.
“Intervenimos con un equipo específico, un equipo de control de masas individual que está concebido precisamente para aguantar piedras, líquidos corrosivos y otros elementos que desgraciadamente en estos últimos saltos hemos estado viendo en los intentos de intrusión en el vallado”, añade el mando, visualizando con preocupación esas imágenes de bolas con heces o cal que marcaron los saltos del 26 de julio y de agosto.
Salida desde el ‘domicilio’
Desde que el COS avisa hasta que los GRS están en valla no pasan más de 20 minutos. La salida es desde base.
Posicionamiento
A pie de valla se establece la forma de actuación que se va a llevar a cabo dirigida por el mando.
Las zonas
Los agentes se despliegan en el espacio entre vallas contando con intercambio de información con Marruecos.
En el vallado
Se viven situaciones extremas en las que personas con un cometido deben evitar que otras, que solo buscan cruzar a Ceuta y escapar de un Marruecos que marca, lo consigan.
La Agrupación de Reserva y Seguridad, los GRS como se les conoce, es la unidad especial de reserva con que cuenta la Dirección General de la Guardia Civil. “Está especialmente concebida, preparada y organizada para actuar en el mantenimiento y restablecimiento de la seguridad ciudadana, para actuaciones en materia de Protección Civil, en situaciones de grave riesgo y calamidad pública e incluso para protección y seguridad de altas personalidades”, explica el oficial. Al ser una unidad muy polivalente, en el caso de Ceuta se le comisiona para situaciones adversas y complicadas como las que se viven en el perímetro pero también para las vividas con las avalanchas en la frontera o los altercados registrados en el puerto. Es una unidad de reserva que puede proyectar el mando -cuando así lo estime oportuno- a diferentes puntos de la geografía nacional. Específicamente en el caso de Ceuta o de Melilla, la unidad lleva desplegada prácticamente de forma permanente desde los últimos 5 años, aunque desde muchos más se cuenta con ellos ante la imposibilidad de que la Comandancia pueda afrontar las situaciones extraordinarias que se producen.
La famosa ‘crisis de la valla’, en 2005, hizo variar la política en materia de seguridad aplicada en la Frontera Sur de Europa, llegándose no solo a destinar más personal de GRS a Ceuta sino a contar, puntualmente, con el Ejército. Fue una reacción basada en la inmediatez del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que dio paso a una normalización de la presencia de GRS en nuestra ciudad.
“La unidad siempre despliega en calidad de apoyo de la Comandancia de Ceuta bajo las órdenes funcionales del jefe de la Comandancia. No hay una dualidad sino que pasamos a ser, durante nuestra permanencia aquí, una unidad más de la Comandancia para apoyarla en los diferentes cometidos que tiene tanto en el perímetro como en el puerto o en el paso fronterizo del Tarajal si se nos precisa”, expone.
Entre vallas el despliegue se efectúa de inmediato, controlando las zonas que son alertadas como de mayor presión a través de la central COS, la misma que alerta en otras situaciones como la ocurrida en la madrugada del lunes 17 de junio en el puerto de Ceuta, con dos grupos de inmigrantes claramente enfrentados a piedras en la visualización de una situación de riesgo que podía tener consecuencias graves no solo para los guardias de la Compañía de Ceuta que estaban en la zona junto a la Policía Portuaria, sino también para los propios marroquíes. La actuación de los GRS viene marcada por la rapidez.
“La respuesta siempre ha sido muy rápida. Son chavales que duermen, como quien dice, con el teléfono debajo de la oreja. Somos una unidad de reacción que está permanentemente o de servicio en el perímetro una fracción, o permanentemente alertada como es el caso del MIR que acabamos de activar”, explica, mientras los agentes recorren el espacio entre vallas tras recibirse un aviso de Marruecos de que un pequeño grupo de inmigrantes podría haberse visto en las proximidades del vallado. El COS, de momento, no ha recibido confirmación a través de los cámaras térmicas. La tela de araña que se teje cada vez que se produce una activación mueve cantidad de recursos que no son visibles. La Comandancia de la Guardia Civil realiza estudios sobre la forma en que tienen de reaccionar los inmigrantes para establecer así una especie de guía sobre los puntos más sensibles de pase o el arco horario que suele ser más utilizado. Es información determinante.
"Somos casi una familia, al trabajar como una unidad reunida pasamos días, semanas y meses juntos. Se crean vínculos profesionales y personales”
No obstante el drama, la tragedia que rodea a las personas que están al otro lado de la valla convierte en imprevisible cualquier planificación que se haga sobre el terreno. Se está preparado para la reacción, pero es más complicado estarlo para entender que hay personas a las que no les importa permanecer casi 24 horas sobre la alambrada porque desistir en su empeño supone ser entregado a Marruecos y terminar sin derechos abandonado en el desierto. Las concertinas que colocó el PSOE y que el PP maquilló otorgándoles un efecto meramente disuasorio matan y dejan cicatrices. Para este tipo de visualizaciones se tiene que estar preparado sí o sí.
“La disponibilidad nuestra es permanente, bien físicamente prestando servicio en el vallado cuando nos corresponde por turno, o bien en una situación de alerta o prealertados, pero siempre pendientes del teléfono móvil. Cuando se nos activa tenemos un periodo para proceder a ello, reunirnos en un punto de localización y acudir a la zona que se nos demande, bien vallado, Tarajal o Benzú. Con independencia del servicio al que se nos mande, el tiempo que estemos comisionados, una activación supone que podemos acudir a cualquier tipo de servicio: vallado, entradas y registros... cualquiera”, explica a pie de terreno uno de los integrantes de los GRS activado en esta alerta.
Precisamente fue la necesidad de tener unidades especializadas lo que llevó a la Guardia Civil a crear las ARS (Agrupación Rural de Reserva) para disponer de estos agentes especializados en control de masas, lo que se conoce como los antidisturbios. Disponen de equipos de asalto para intervenciones complicadas, algunas de ellas han tenido como escenario nuestra ciudad en el caso del desarrollo de operaciones enmarcadas en la lucha contra el terrorismo, cuando se desconoce la manera en que va a reaccionar la persona que está marcada como presunto radical.
En todo el territorio nacional hay repartidos unos 8 GRS: en Madrid, Sevilla, Valencia, Barcelona, Zaragoza, León, Pontevedra y en Tenerife. Todos permanecen a expensas de lo que decida el mando, la Dirección General y por encima de todos ellos el Ministerio de Interior, según las grietas que en materia de seguridad supongan una clara amenaza al país. Los integrantes de los distintos grupos deben estar dispuestos a desplazarse en cualquier momento. Algo que tiene que ser asimilado por unas familias que conviven también, pero en otro ámbito, con este tipo de situaciones.
“Nosotros no somos la Guardia Civil de un puesto o de una Compañía que tiene un cometido específico, ordinario. Nosotros lo que hacemos cuando estamos en base, en Sevilla en Madrid... es seguir un programa muy duro de instrucción tanto física como control de masas... hasta que se nos requiere por parte del mando y se nos despliega en el punto en que seamos necesarios”, explica.
“Somos casi una familia, al trabajar como una unidad reunida pasamos días, semanas y meses juntos, no solo trabajando sino desplegados en una zona que nos es ajena. Cuando nos activan es porque se ha producido una incidencia grave. Esto crea vínculos no solo profesionales propio de una unidad reunida, sino también personales. Casi conoces más a los compañeros que a amigos tuyos porque los ves en las buenas y en las malas, que es cuando realmente se le conoce a una persona. Se crean vínculos casi familiares”.
La información que reciben los GRS es la mínima indispensable, la necesaria, ya que solo tienen que llegar al objetivo. Así actúan. La intervención en Ceuta no se circunscribe solo al perímetro fronterizo, también el Tarajal supone otro de los puntos más calientes, en donde la tranquilidad que ahora se estila es momentánea pues todo obedece a unos ciclos en los que España tiene la mitad de la voz cantante. “La intervención allí no es la misma que en el perímetro fronterizo, la incidencia y la amenaza no es la misma”, advierte el mando. “Tampoco en el perímetro fronterizo, ante un salto masivo, se actúa con contundencia. La idea siempre es actuar con la necesaria proporcionalidad. El despliegue de los GRS en la frontera busca, más que la contención de masas, el restablecimiento del orden público y mantenerlo. Con las porteadoras se tiene que hacer una gestión mucho más pausada, son mujeres, de cierta edad... se trabaja con un nivel de intensidad mínimo. Acudimos en activación porque nuestra fuerza es el número y se nos requiere para aportar más personal, 18 hombres en cualquier momento”, detalla. “Ante las avalanchas, situaciones caóticas, golpes de calor... nuestro objetivo es abrir la frontera, tratar de gestionar aquello y que no haya ninguna desgracia. No intervenimos como unidad de antidisturbios, de control de masas, sino como seguridad ciudadana de apoyo a la Compañía que está allí desplegada”.
Unidad especializada
"Se exige un temple determinado, aguantar carros y carretas”
En el caso de los componentes de los Grupos de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil la preparación que reciben es “específica” para las misiones que llevan a cabo. “Además del periodo de formación de un guardia civil en Baeza, tienen una especialización particular porque hay que hacer un curso de control de masas. Es un curso con un punto de dureza porque se exige unas condiciones físicas determinadas y hay que superar unas pruebas que tienen cierto nivel, no solo físicas sino también desde el plano psicológico”, explica el mando. “Necesitamos hombres que tengan un temple determinado, básicamente que aguanten carros y carretas. Y así es, con una idea de disciplina y de funcionamiento muy estricta”. Los integrantes de los GRS conforman una especie de pequeña familia porque existe una máxima: “Nadie aquí funciona solo, nadie responde a agresiones verbales o físicas hasta que se recibe la orden, hasta que el nivel de agresión es alto. Por eso necesitamos una preparación psicológica muy específica que se chequea en esas pruebas de acceso al curso, que se imparte en Logroño, a cargo de especialistas”, concreta. Acceder a ese curso es ya de por sí difícil y no todo el que accede a él sale. No es que se queden los mejores, sino los que “se considera más óptimos para esta especialidad, lo que no quiere decir que no valgan para otra”. “No se le pide el mismo perfil a un piloto de helicópteros, a un guardia civil de tráfico que a un miembro de una unidad antidisturbios. No tiene nada que ver la edad, tenemos chavales con 20-25 años y otros con 45”, aclara.
Ser mujer en este tipo de unidades
“El hecho de ser mujer en estas unidades no frena, en el terreno somos uno”
Uno está acostumbrado o piensa de manera equivocada que los integrantes de los GRS o las USECIC son hombres. Pero cada vez hay más mujeres que forman parte de estas filas y que están al frente de unos trabajos para los que se forman igual que lo hace un hombre. No hay diferencias, sobre el terreno todos son uno, como una pequeña gran familia. “El hecho de ser mujer no frena, habrá de todo, personas que físicamente por altura o fuerza no puedan estar aquí, pero esas limitaciones las tienes también en los hombres”, explica una de las integrantes de la Unidad de Seguridad Ciudadana desplazada a Ceuta desde Navarra. “Soy uno más, si fuera diferente me sentiría mal, me tratan igual. Me metí a la Guardia Civil en el año 88 y ya me gustaban unidades activas y esta era la más parecida a lo que me gustaba que pude encontrar. Soy nieta de Guardia Civil, mi madre no lo vio mal, estar en una unidad de estas venía hecho porque mi familia ya me conocía y saben como soy”, explica a FAROTV. Los servicios a los que se enfrentan los agentes a pie de valla vienen marcados por la diferencia, aunque en los momentos de intervención “no te paras a pensar, haces lo que tienes que hacer porque va innato a tu trabajo”.
Una nueva unidad de seguridad ciudadana: las USECIC
Ceuta cuenta con apoyo de integrantes de la Unidad de Seguridad Ciudadana, las USECIC, que trabajan junto a los GRS
Llegados de Navarra, han estado desplegados durante varias semanas en Ceuta integrantes de la Unidad de Seguridad Ciudadana de esta provincia. Son las USECIC, una nueva unidad de la que se tiene que surtir Ceuta con agentes de fuera al no tener estas competencias para disponer de una propia, como sucede en otras Comandancias. A pie de vallado realizan prestaciones de seguridad en colaboración directa con los GRS. “Las USECIC apoyan al jefe de la Comandancia, a las unidades que tiene. Nuestra labor es hacer dispositivos operativos, tanto de controles antiterroristas, de droga... apoyamos en los despliegues en entradas y registros, control de masas y orden público”, explica el mando al frente. En Ceuta se cuenta con su despliegue que ha sido visible en distintos cometidos vinculados al desarrollo de operaciones para garantizar el trabajo y seguridad de los grupos de investigación. “Al tener muchos cometidos, es una unidad muy dinámica. Disfrutas haciendo lo que haces”, explica uno de sus integrantes. En el perímetro se despliegan de igual manera que los GRS, a sus órdenes. “Al ser una unidad reunida trabajas con más compañeros, realizando cometidos distintos a los que puede hacer una patrulla. Tenemos un plan de entrenamiento e intentamos estar preparados para todas las incidencias que puedan surgir”.
Ceuta, ¿una ciudad particular?
Tanto Ceuta como Melilla son puntos de despliegue permanente de las unidades
Ceuta es considerada una ciudad “particular” en muchos sentidos para los integrantes de los Grupos de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil por la propia naturaleza de su ubicación, siendo una de las dos fronteras sur de Europa terrestres. “Tiene una idiosincrasia propia”, explica otro de los componentes entrevistado con FAROTV. Y la tiene porque se concentra la comisión de determinados delitos y sucesos que la convierten, de hecho, en primera línea de intervención en muchas ocasiones. “En las entradas y registros los apoyamos, asegurando la zona y procurando tener en cuenta si hay menores o mujeres. Hay que buscar un equilibrio entre la contundencia y rapidez de asegurar a las personas pero también teniendo en cuenta que haya personas ajenas a la actividad criminal”.
Un trabajo enfrentado al día a día
“La formación tanto física como psicológica es fundamental. Se intenta no llevar los dramas a la casa, pero es difícil”
Para los componentes de las USECIC, al igual que los GRS, la formación física es determinante, pero la psicológica es “fundamental”, ya que deben alejarse de los dramas que se registran en zonas como el vallado, en donde se roza la tragedia cada vez que se produce un intento de entrada de inmigrantes. “La formación es básica, siempre tienes que enfrentarte con situaciones complicadas y tienes que estar preparado para que no te afecten y sepas diferenciar haciendo compartimentos estancos entre lo que es tu vida, el trabajo y ese tipo de cosas”. En la vida real, teoría y práctica no casan como una boda perfecta, pero los agentes de las USECIC reconocen que el “rodaje” y encontrarte con esas situaciones hace que lo puedas afrontar de mejor manera. “Cuando nos activan se vive con tensión, pero preparados. Se intenta no llevar los dramas a la casa pero es difícil. La familia, después de tantos años, se acostumbra”.
Estamos con vosotros, en ese apollo mental, que tanto necesitáis, que los Gobiernos no se acuerdan nunca, pero que los ciudadanos sí agradecemos y nos da tranquilidad y seguridad, que el Gobierno os meta en todos los marrones duros como estos y otros, luego apoye a unos inútiles de una ciudad, por intereses propios del que Gobierna en el momento, pero los ciudadanos a muerte con vosotros, que sabemos que sabemos que en momentos duros, hay estais, dándolo todo, viva la Guardia Civil.
gracias por vuestro trabajo que hace que estemos más seguros.
Tenéis todo el apoyo y agradecimiento de los ciudadanos de bien. Con vuestra presencia ganamos tranquilidad y seguridad. Aunque también he de decir que es un trabajo muy desagradecido . En infinidad de ocasiones arriesgais vuestras vidas para nada , para que aquéllos que más os deberían apoyar , os dejen a los pies de los caballos.
Por mi parte , GRACIAS .
Gracias por vuestra entrega y servicio.