La profesora del departamento de Economía Internacional y de España de la Universidad de Granada, María José Aznar, se hizo eco del “quebradero de cabeza” que supone la ausencia de una aduana comercial en la frontera con Marruecos, lo que ha llevado a que el comercio bidireccional se ejerza “a espaldas de cualquier legalidad aduanera”. Durante su ponencia en el curso ‘Panorama Socioeconómico de Ceuta: Presente y Futuro’, organizado por la Universidad de Granada, Aznar se planteó la necesidad de regular la situación vigente, y solicitó una aduana comercial que “ponga orden y concierto en el caos que caracteriza el tránsito de mercancías por la frontera”.
No obstante, la profesora calificó de ventaja el carácter de vecindad con Marruecos, lo que “le imprime una huella muy interesante”. Asimismo, tildó este hecho de desventaja, ya que su situación geográfica remite a una idea de “lejanía y separación”.
Asimismo, incidió en que la ciudad está comunicada practicamente sólo por mar lo que repercute en un sobrecoste de los bienes de consumo, lo que merma la capacidad adquisitiva de las familias y empresas que en buena medida “contribuyen a limitar la consolidación de un tejido empresarial más competitivo”.
Por su parte, el presidente del Consejo Económico y Social de la Ciudad Autónoma de Ceuta, Basilio Fernández, también habló del comercio transfronterizo, un “pilar fundamental de la actividad comercial de Ceuta” del que no se puede prescindir sin pagar “un precio inasumible” en términos de empleo y riqueza.
Según explicó, el Consejo lleva años, a través de diversos estudios, abogando por la necesidad de contar con una aduana comercial “normalizada”. Una recomendación que ha extendido tanto a las autoridades españolas como a las comunitarias, como actores “imprescindibles” a la hora de poder influir en las decisiones de Marruecos, país que tiene soberanía para regir sus propios intereses.
En este sentido, concluyó su conferencia con la idea de que la aduana comercial llevaría un vuelco histórico y un marco totalmente nuevo, con “inconvenientes por clarificar”, pero con unas ventajas claras derivadas de un comercio regulado, normalizado y libre de las “inseguridades” jurídicas actuales.