Estas personas que ejercen como traductoras o simplemente ayudan a las madres suelen ser las mismas, un patrón que sigue la presunta red del Hospital del Ingesa.
La denuncia pública de la Asociación Unificada de Guardias Civiles en la ciudad, AUGC, a propósito de la existencia de una presunta trama para atender a marroquíes en el Hospital Universitario, ha despertado numerosas reacciones entre los usuarios y el personal del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, Ingesa.
Esta organización sindical, en el marco de la campaña puesta en marcha para detectar aquellas áreas en las que se estaría produciendo un gasto económico que podría ser vetado por la administración central en esta época de recortes y decretazos, ha descubierto un patrón que se repite entre la presunta red que se lucra con el traslado a la ciudad de embarazadas marroquíes y un grupo de mujeres que suele acompañar a las madres con sus bebés recién nacidos para la prueba del talón.
Esta coincidencia ha captado la atención de la AUGC, unas ‘familiares’ que se repiten en un número indeterminado de veces ya que en el centro de salud del Tarajal existen tres consultas de Pediatría. Estas personas, principalmente mujeres, siempre traducen a las madres las indicaciones del médico, prestan su ayuda o hace las gestiones ante el doctor.
En el caso de las embarazadas las curiosidades se estilan demasiado. Según las investigaciones llevadas a cabo por la AUGC, se da la circunstancia de que “las embarazadas acuden al hospital acompañadas de otras mujeres que aseguran ser sus familiares” con la salvedad de que esas supuestas familiares “siempre son las mismas”. Se ha dado la circunstancia de que “una misma mujer ha llegado a llevar de dos a tres embarazadas al hospital para dar a luz. “¿Qué pasa, que toda su familia está embarazada al mismo tiempo?”, ironiza la asociación.
Internacionalmente, es obligatorio que todos los niños sea cual sea su lugar de nacimiento pasen esta prueba. La repercusión para el bebé de la negativa a practicar este análisis es tan trascendental para su salud que constituye un derecho del niño. Por este motivo, el Ingesa nunca cuestiona su realización a quienes proceden del país vecino, la primera en las 24 horas después del alumbramiento y la segunda entre el décimo y quinto día tras el nacimiento.
Este colectivo nacido en el Hospital Universitario, añadió la AUGC, tiene como centro de salud de referencia la zona 3. De este modo, añadió la asociación, la prueba del talón a los marroquíes se efectúa en el dispensario del Tarajal.
El resultado de esta evaluación se envía normalmente al domicilio del niño pero, al tratarse de pequeños cuyos padres residen en otro país, no existe posibilidad de enviar las conclusiones a sus direcciones. Por este motivo, explicó la AUGC, se remiten al Hospital Universitario desde el laboratorio de referencia en Sevilla.
Una vez recepcionadas las pruebas en las instalaciones de Loma Colmenar, los progenitores acuden en raras ocasiones a recoger los resultados, reveló esta organización sindical, a pesar de que el personal sanitario advierte de antemano de que recibir el tratamiento inmediatamente puede resultar crucial para evitar enfermedades ante una prueba del talón positiva.
La única explicación que la AUGC encuentra para entender por qué los padres rehuyen volver al hospital para retirar los resultados responde a que los padres temen que el Ingesa solicite el coste de la atención del parto ya que no desembolsan cantidad alguna por esta asistencia en el hospital.
“Los familiares de las embarazadas creen que la comida está incluida”
La supuesta trama descrita por la AUGC para la atención de marroquíes gestantes por parte del Ingesa dibuja una red con sus captadores, sus ocultadores y sus familiares fantasma. Los primeros no son otros que aquellas personas dedicadas a ofrecer en Marruecos los servicios sanitarios ceutíes, hasta el punto de que algunas clínicas privadas del reino alauí podrían constituir una de las conexiones en el país vecino. Se dedicarían a captar a las parturientas o a aquellos enfermos que pudieran necesitar una asistencia ocasional. Los segundos son los que tendrán a las parturientas en determinadas casas hasta que les toque el momento de dar a luz. Y los últimos son aquellos presuntos familiares que se preocupan por la salud de sus allegados y los llevan hasta el hospital. Sin embargo, una vez ingresadas en el Hospital Universitario, los verdaderos familiares de las embarazadas habrían expresado su desconcierto al no recibir las comidas al igual que la parturienta. Al parecer, informó la asociación de guardias civiles, entienden que han pagado por el parto, la estancia y los servicios tanto para la inminente madre como para los parientes. Esta supuesta red se estaría lucrando de una asistencia sanitaria pública y gratuita cuyo origen está en la solidaridad de la administración española.