Este viernes se pondrá punto y final a la campaña electoral. Todas las cartas están sobre la mesa, los partidos han seguido las líneas que han considerado más acertadas... Tras la jornada de reflexión llega el momento de los ciudadanos, de los que permanecemos al margen de esa maquinaria y hasta ahora hemos sido meros receptores.
Todo está preparado para que este domingo, 28 de abril, podamos ejercer nuestro derecho al voto, cumplamos con un derecho que no solo nos asiste sino que es fundamento de nuestras posteriores quejas o críticas. ¿Cómo valorar los resultados que salgan de las urnas si no hemos sido partícipes de esas votaciones? Ceuta se lleva la palma en cuanto al volumen de abstenciones, es una de las zonas de España más castigadas por esa falta de conexión del ciudadano con el sistema, es uno de los puntos en donde fracasa esa maquinaria que se activa cada cuatro años.
Debemos ser conscientes de la incongruencia de determinados comportamientos: ¿cómo seremos capaces de criticar los resultados si no hemos hecho nada por mostrar nuestra elección? Es responsabilidad del ciudadano cumplir con una acción que es la que nos permite cambiar gobiernos, mantenerlos, castigar o premiar a una clase política si la misma se ha alejado de esa función de entrega para la que fue elegida.
El 28A es el momento de salir a la calle, de celebrar este gesto en familia, de trasladar a las generaciones la importancia de un derecho del que disfrutamos porque hubo quienes lucharon por él. El mayor de los desprecios que puede hacerse a esa historia y a este presente es, precisamente, no implicarse con este medio, el que nos hace ser importantes, ser consecuentes con una acción y un pensamiento.