La Comisión de Seguridad Vial del Congreso de los Diputados daba ayer el espaldarazo definitivo a la utilización de una segunda luz de freno en las motocicletas sincronizada con la luz de freno obligatoria al objeto de mejorar la precepción de los motoristas por parte del resto de conductores.
La iniciativa presentada por Francisco Antonio González, “motero confeso”, del Grupo Popular ha recabado el apoyo de todos los grupos y en palabras de González “supone el mayor avance en la seguridad de los motoristas de los últimos 20 años”. Desde la obligación de llevar las luces encendidas, introducida en los años 80, “no se ha tomado ninguna medida referente a mejorar la perceptibilidad que tienen el resto de vehículos de las motocicletas”, apunta.
A 90 kilómetros por hora, un coche recorre 25 metros cada segundo. Si el conductor percibe una motocicleta medio segundo más tarde, perderá más de diez metros para frenar que pueden resultar vitales a la hora de evitar un alcance o una colisión lateral. “Hoy nadie duda que la tercera luz de freno obligatoria en los coches ha supuesto una mejora sustancial de la seguridad vial. ¿Por qué no en las motos?”, se pregunta el diputado.
Según González, existe un fracaso relativo en las acciones de seguridad vial dirigidas a las motocicletas. “Los avances en Seguridad Vial experimentados en los últimos años se han centrado en la reducción de la siniestralidad de los accidentes de coche. Los accidentes de motocicleta siguen estando a niveles inasumibles”. De hecho en 2008, el 28,1% de las muertes en carretera fueron de conductores de vehículos de dos ruedas lo que supone un aumento de ocho puntos sobre el mismo dato de 2004 (20%) y de nueve puntos (19,4%) respecto a 2000. En las zonas urbanas el 58,1% de las muertes por accidente en 2008 fueron motoristas, 10 puntos por encima de los registrados en 1990. Por eso, según González, las motos y los motoristas son los “grandes olvidados de las políticas de seguridad vial. Los pocos avances en seguridad vial para motociclistas se han producido en lo que podríamos llamar seguridad correctiva”.
Se han producido avances significativos en materias como la utilización del casco, los guardarraíles o el airbag, de reciente introducción por la industria. Estas medidas reducen la ratio muertes/accidentes, “pero no se ha hecho nada por la reducción del número de accidentes, es decir, por la seguridad preventiva”. El Congreso, apunta el diputado, tiene la obligación de conocer los nuevos productos del mercado y adecuarlos a la normativa. “Eso es lo que se pretende hacer. Tenemos que poner la tecnología el servicio de la seguridad vial, con productos sin coste elevado que mejoren la seguridad preventiva de los motociclistas no sólo en carretera sino en ciudad y en condiciones de poca visibilidad”.
Según el Grupo Popular no se trata de imponer, se trata, en una primera fase, de autorizar los productos y las tecnologías a nuestra disposición que objetivamente suponen una mejora de la seguridad vial para ver qué resultado dan y posteriormente plantearse su obligatoriedad.
Ventajas del nuevo sistema
Este dispositivo reportaría ventajas en las labores de la Guardia Civil de Tráfico cuando desarrollan actividades en plena calzada o bajados de la motocicleta.
Asimismo son evidentes las ventajas para los motoristas que aumentan su perceptibilidad, tanto en el momento de la frenada, como la bajarse de la moto o estar parados en un semáforo, evitando así los accidentes por alcance. Es más, ya se están desarrollando productos similares para las bicicletas en respuesta a las mayores exigencias de alumbrado que impone la nueva ley de tráfico.
“Hoy abrimos una nueva vía para salvar vidas mejorando la seguridad vial de nuestros motociclistas”, se congratula el diputado popular tras la aprobación en el Congreso.