El Teatro Auditorio del Revellín volvió a ser escenario, un año más, de uno de los actos que prácticamente marcan el fin de la Cuaresma y el próximo inicio de la Semana Santa: el pregón que en esta ocasión ha recaído sobre el capataz del paso del Cristo de la Flagelación, Juan Francisco Bautista. Fue precisamente su antecesor, el padre Ignacio Fernández de Navarrete, quien le pasó el testigo describiéndole como “un hombre bueno y cofrade de corazón”.
Bautista realizó un recorrido por las 14 cofradías de nuestra ciudad y por los recuerdos que la Semana Santa le trae desde que sus padres lo hicieron “partícipe del mundo de la Semana Santa”, que para él es un “pellizco en el estómago porque ya está aquí otro Miércoles Santo”.
El pregonero iniciaba su recorrido en esta Semana de Pasión por el Domingo de Ramos, la hermandad de la Pollinica y los recuerdos que le evoca esta cofradía antes de salir a la calle. “En el llamo nos vemos los de siempre, toda la gente buena y el barrio esperan su padre y su madre”.
El Miércoles Santo y la Hermandad de la Amargura rememoraron en Bautista “los años que compartíamos sede de salida para realizar la estación de penitencia y aquellas largas noches trabajando juntos para poner flores en los pasos”.
Con palabras como “grandeza y solemnidad” se refirió el pregonero a la Hermandad del Silencio. “Sobriedad y líneas rectas para elevar a las alturas a una de las mejores tallas de nuestra Semana Santa”.
Con su alusión al Señor de Ceuta o Cristo de Medinaceli, Bautista lanzó una reivindicación para que el fervor que sienten los fieles en el traslado también se viva el Lunes Santo durante la estación de penitencia.
Ya en la madrugá del sábado, con la Cofradía de la Buena Muerte, Bautista reconoció que fue en su niñez “cuando empezó mi devoción por esta hermandad”, en la que salió de costalero junto a su hermano.
Otro de los momentos reivindicativos de su pregón fue el que se vivió al aludir a la Cofradía del Santo Entierro y su apuesta por las mujeres. “De mantilla, en el incensario, nazarenas, capataces y costaleras. Que importante es la mujer en la Semana Santa de Ceuta, sin ellas las filas de nazarenos irían casi desiertas”. Bautista terminó su intervención en este aspecto haciendo un llamamiento a “no insultarlas, menospreciarlas, pegarlas o violarlas. Cuando se hace daño a una mujer, se daña a todo un género. Basta ya”.
Continuando con su recorrido por las cofradías ceutíes, el pregonero llegó a uno de los momentos más esperados en la Semana Santa: el tradicional Encuentro del Martes Santo. “Están tan cerca que si Ella extendiera su mano podría con su pañuelo secar el sudor y la sangre de la frente del Nazareno...Suenan los llamadores. Se va a producir la levantá más famosa de nuestra Semana Santa. Suena el Novio de la Muerte y todos lo cantan”.
Con la Cofradía de la Expiración hace un homenaje a los cargadores de San Fernando que se trasladan desde la localidad gaditana para portar el palio de María Santísima del Amor. “A golpe de campana, con esa particular forma de llevar los pasos de la gente de la Isla, con sus mecidos y sus andares cortos”.
Con la Hermandad de las Penas, el recuerdo fue para las primeras cuadrillas de costaleros, integradas por alumnos de los Agustinos. “Muchos son los que ahora ruegan que tus favores les concedas y tú, con esa mirada baja, con diligencia y pensativo, haciendo gala a tu nombre, los escuchas con paciencia”.
Bautista rememoró su niñez al aludir a la Hermandad de la Veracruz, donde salía de penitente. “Para que su túnica nazarena pudiera vestir, la firma de un funcionario local tenía que conseguir. Suerte que tenía por vecino a Eduardo, un policía local, que sin desatino, mi solicitud firmaba”.
A la Hermandad del Valle le dedicó palabras de admiración al describirla como “hermandad valiente, de gente noble y arropada por su parroquia. En mi juventud realice estación de penitencia y tenía que ir al Banco Popular, no a sacar dinero, sino a conseguir mi túnica de nazareno”.
Con especial cariño también se refirió a la Encrucijada, que protagoniza el segundo de los encuentros de la Semana Santa ceutí. “Aquí no hay Novio de la muerte, pero sí saeta; no hay chapiri legionario, pero sí tricornio; aquí el Señor va sin costaleros, pero los que lo portan van muy bien a costeros”.
Bautista avanza en su pregón hasta llegar a la Cofradía del Resucitado, una imagen que “simboliza el triunfo de la vida sobre la muerte, 35 hombres y mujeres tienen la suerte de ser costaleros del Señor de la Resurrección, los últimos en demostrar su devoción”.
El pregonero de la Semana Santa ceutí 2019 concluyó con la que es su cofradía, la de la Flagelación, y dedicando cariñosas palabras a algunos de sus integrantes. “Que suerte tengo Dios mío por permitirme ser capataz del paso de Misterio. Orgullo, trabajo y devoción, no he podido tener mejor premio.
También tuvo palabras Bautista para la celebración de la Magna Mariana, que el pasado año conmemoró el 600 aniversario de la llegada de la Patrona de Ceuta, Nuestra Señora de África, y que trajo hasta la ciudad a numerosos fieles de distintas localidades. “La Virgen de África a la calle ha salido. Mirándola atentamente sus lágrimas no distingo, pues ese sol le ha cambiado la cara, parece estar más risueña, pues por su cumpleaños, esta vez sin apagar ni una vela, todas nuestras Dolorosas pasarán delante de ella y podrán felicitarla”.
El acto concluyó con el himno ceutí, interpretado por la Banda de Música Ciudad de Ceuta.