El mes de Ramadán causa “una menor percepción de la calidad de vida” que es “más acentuada en el caso de las mujeres”, según un estudio titulado ‘Efectos del ayuno en sujetos que realizan el Ramadán sobre la calidad de vida y su relación con la diabetes y la hipertensión’ que el licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte Raúl Guerrero, la graduada en Enfermería Verónica Espigares y el doctor en Ciencias Biológicas Jesús Ramírez acaban de publicar en ‘Archivos Latinoamericanos de Nutrición’.
Su objetivo era “describir los efectos del ayuno del Ramadán en la calidad de vida” y analizar su repercusión en la Diabetes y la Hipertensión. A tal efecto contaron con la participación en el estudio de un total de 44 personas, la mitad hombres y la mitad mujeres, con edades comprendidas entre los 14 y los 80 años y residentes en Tetuán y Ceuta.
En sus conclusiones destacan que durante el mes sagrado de ayuno islámico “se evidencia en hombres y mujeres un mayor deterioro de la función física” y que también es “significativa” una “disminución de la percepción de salud mental en el sexo masculino”.
Los autores reseñan que “en las personas diabéticas la percepción de disminución de la calidad de vida es mayor en relación a los parámetros físicos, así como en la salud mental y salud en general”, presumiblemente a causa de “la hipoglucemia, deshidratación y agotamiento físico”; mientras que los sujetos hipertensos “presentaron de forma significativa peores valores en los ítems de salud física y mental”, presumiblemente a causa de “cambio de alimentación, obesidad, agotamiento físico...”.
“El mes de Ramadán, en el conjunto de la población”, resumen Guerrero, Espigares y Ramírez, “provoca una menor percepción de la calidad de vida, más pronunciada en el caso de las mujeres” y “en concreto, los diabéticos y los hipertensos estudiados perciben una menor calidad de vida que en condiciones normales en cuanto a función física y rol físico se refiere”.
Del resultado del cuestionario que se propuso al grupo se ha apreciado que durante el resto del año “los resultados evidencian un diferencia significativa entre hombres y mujeres en la dimensión salud mental en la que las mujeres obtienen peores resultados que los hombres”. Durante el mes de ayuno dicha diferencia “se mantiene” y, además, aparecen “indicios de significación en la escala de dolor corporal”.
Los investigadores opinan que ello “puede ser una consecuencia específica del precepto en las mujeres debido entre otros aspectos a la mayor carga de trabajo que conlleva la preparación de los alimentos, ya que durante el mes del ayuno estas dedican más horas en la preparación de las comidas tradicionales”.
Hombres y mujeres
Entre los varones durante el mes de Ramadán “se producen modificaciones en Rol Físico, Vitalidad y Salud Mental que muestran peores valores durante el mes de ayuno”, algo que algunos analistas vinculan con “influencia por la deprivación de horas de sueño”, según citan Guerrero, Espigares y el ex decano de la Facultad local de Ciencias de la Salud de la Universidad de Granda (UGR).
Por otro lado, en el grupo femenino destaca que las privaciones afectan “de manera negativa” a las capacidades físicas, mostrando disminuciones “significativas” en la función física, rol físico y la vitalidad. “También se ve afectada percepción de su salud mental, en la que se observa un descenso de sus valores”, indican los autores.
“Ven disminuida en mayor medida la percepción de los factores que guardan relación con el estado físico, la vitalidad y la salud mental, aspectos que pueden verse influenciados por la mayor carga que deben asumir en el hogar, unido a la deprivación de horas de sueño”, analizan los autores del estudio.
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