Corría 1817, habían pasado cinco años desde que naciera el Sorteo Extraordinario de Navidad y en España funcionaban ya un total de 497 administraciones de lotería, de las que solo dos, una en Barcelona y otra en Murcia, estaban regentadas por mujeres. La Lotería Nacional al principio estuvo solo circunscrita a Cádiz y San Fernando, más tarde saltó a Ceuta y, según iban retirándose los ejércitos napoleónicos, se fue extendiendo su venta; primero al resto de Andalucía y después a toda España.
En la actualidad hay 4.100 administraciones repartidas por todo el país, dan trabajo a unas 12.000 personas y el tanto por ciento de hombres y mujeres que las regentan es "equitativo", destacan a Efe desde la Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administraciones de Loterías (Anapal).
Pero el número exacto de las administraciones que llevan hombres o mujeres es difícil de concretar.
"La titularidad puede ser de una mujer y ser regentada por un hombre o viceversa y también hay muchas administraciones que son sociedades limitadas, son empresas", añaden desde Anapal.
Lo que está claro es que la lotería de Navidad también es sinónimo del nombre de algunas loteras emblemáticas.
Porque ¿quién no ha oído hablar de la madrileña "Doña Manolita"?, cuya fama de repartir la suerte todos los años hace competencia hasta con una bruja, "La Bruixa d'Or" en Sort (Lleida).
Pero volvamos al principio, al nacimiento de la actual Lotería, en plena Guerra de la Independencia.
Fue Ciriaco González Carvajal, ministro del Consejo y Cámara de Indias quien pensó en "un medio de aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes", recuerda Loterías y Apuestas del Estado (Selae) en su historia del Sorteo Extraordinario de Navidad.
Y ante las Cortes de Cádiz presentaron un proyecto de Lotería similar al que existía en Nueva España, actual México, desde 1771 y cuyo establecimiento se debió a Carlos III.
La propuesta tuvo muy buena acogida y fue aprobada por unanimidad en sesión de 23 de noviembre de 1811.
Esta Lotería, cuya instrucción se publicó el 25 de diciembre de 1811, fue denominada popularmente como Lotería Moderna para diferenciarla de la Lotería de Números o Lotería Primitiva instituida en 1763, por el ministro de Hacienda de Carlos III, el Marqués de Esquilache.
Finalmente, hace ahora 206 años, el 4 de marzo de 1812, quince días antes de que se proclamara la primera Constitución de nuestra historia, se celebró en Cádiz el sorteo de esta nueva modalidad de Lotería.
Seguro que las dos primeras loteras de la historia de España vivieron de alguna forma, aunque una desde tierras catalanas y otra desde tierras murcianas, ese primer sorteo en tierras gaditanas.
De hecho, como decíamos, la Lotería Nacional al principio estuvo solo circunscrita a Cádiz y San Fernando, más tarde saltó a Ceuta y, según iban retirándose los ejércitos napoleónicos, se fue extendiendo su venta; primero al resto de Andalucía y después a toda España.
El último sorteo de la Lotería Moderna se celebró en Cádiz en enero de 1814, cambiando su sede a Madrid, que estrenó sorteo el día 28 de febrero de ese año.
El público mostró preferencia por la Lotería Moderna frente a La Primitiva de la época, y en el periodo de 1815 a 1817 la primera duplicaba los ingresos de la segunda y en los dos años siguientes los superaba con creces.
La Lotería Primitiva fue creada en 1763 y convivió con la Lotería Nacional hasta 1862, fecha en la que fue suprimida (la actual Lotería Primitiva data de 1985).
Poco a poco las mujeres fueron encontrando en la lotería un hueco laboral y un medio de vida, muchas de ellas gracias -"por desgracia"- a su condición de viudas o huérfanas.
Y es que hubo épocas en las que se tenían privilegios para abrir un negocio de Loterías y casi ni hacía falta presentarse a un concurso y cumplir unas condiciones para conseguir una licencia de una administración.
Así se repartieron con mayor o menor albedrío algunas concesiones de estancos y administraciones de loterías durante el franquismo e incluso con los primeros gobiernos de la Democracia.