Hubo un tiempo, y no fue hace demasiados años, en el que las asociaciones de vecinos tenían la fuerza suficiente y necesaria como movimiento social. La justa para ser respetados por la clase política. La básica para conseguir logros que mejoraran la situación de sus residentes. Salían a la calle si era necesario, protestaban más allá de las comparecencias mediáticas ocasionales. Después todo aquello se esfumó hasta transformar la enérgica FPAV en algo extraño.
Ayer los vecinos de Poblado Regulares con su presidente a la cabeza protestaron porque ya no aguantan más las obras desarrolladas en Claudio Vázquez y las nefastas consecuencias que están teniendo en una barriada a la que prácticamente ni pueden acceder. En horas punta, la situación se vuelve horrorosa. Y así llevan meses. Ayer, de manera pacífica, hicieron visible su protesta. Horas después la Ciudad anunciaba medidas para paliar esta situación, o al menos intentarlo.
Quienes me malinterpreten (hay algunos dedicados estrictamente a eso) pensarán que detrás de esta reflexión hay un ánimo de calentar a las masas. Ni mucho menos. Sí que hay un reconocimiento a las protestas pacíficas de asociaciones que demuestran saber moverse para defender a las personas a las que se deben, que no son otros que los propios residentes. Se mueven para abrir los ojos a una clase política que hasta ayer, no había sido capaz de habilitar esos mismos cambios para mejorar la situación. Lo hicieron después de la protesta vecinal, porque hubo personas que les hicieron ver que así no se puede continuar más. Y lo hicieron con respeto. Después llegarían partidos políticos y demás a sumarse al carro para intentar apropiarse de estos momentos, aunque no estuvieron apoyando, a pie de asfalto, al vecindario (esto es algo más que un matiz). Las asociaciones deben recuperar su esencia, deben ser las que lideren las quejas de sus vecinos, sin esperar a que sus protestas se politicen. Aquel movimiento nunca debió morir, ni verse sometido a lo que terminó desnaturalizando a las siglas de la Federación.
Muy sencillo, acabar con las inútiles brigadas verdes y se acabo el problema,