El Centro Penitenciario de Los Rosales está habilitando un módulo de respeto para alentar la reinserción de los internos que están llegando al final de su condena, con el objetivo de que puedan tener más autonomía y estar preparados para volver a vivir en libertad.
Los trabajos de adecuación ya están avanzados debido a que el proyecto fue comunicado a Instituciones Penitenciarias y este establecimiento ha realizado los trámites necesarios para albergar una unidad de estas características.
En estas unidades se aprenden valores como la convivencia, la responsabilidad y el respeto a uno mismo y a las normas, cosas que no se adquieren en la enseñanza reglada.
De esta manera, los internos que cumplen su condena en un módulo de respeto participan en distintas actividades hacen posible que no estén parados y que puedan organizarse ellos mismos su espacio.
Los módulos de respeto surgieron a principios de esta década en el centro penitenciario de Mansilla de las Mulas, en León, cuando su equipo directivo se planteó establecer un sistema de organización que ayudara a acabar con la idea de que los presos sólo son personas encerradas para, dentro de lo que fuera posible en la ley orgánica penitenciaria, convertir las cárceles en lugares para la reeducación y la reinserción social de los internos.
En los módulos de respeto, los presos pueden elegir qué actividades quieren llevar a cabo y en qué horario. Todo está a su alcance siempre que respeten unas normas cívicas. Además, las medidas de seguridad disminuyen para aumentar la apuesta por la persona. Este sistema supone un primer paso para la reinserción social.
La estancia en estas unidades es voluntaria y son los propios presos los que tienen que trasmitir su intención de formar parte de ellas.
Son muchas las actividades que realiza el Centro Penitenciario de Los Rosales para fomentar la reinserción social de los internos. Una de las últimas fue la elaboración de un gran mural con motivos de la ciudad en una pared exterior del recinto.
Asimismo, la penitenciaría ceutí continúa en su camino hacia una prisión que facilite cada vez más la reinserción de los internos.
El ambiente, el verdadero tratamiento
El sistema ideado cuando se constituyeron los módulos de respeto consistieron en adecuar las normas y, sobre todo, el ambiente, para que constituyeran el verdadero tratamiento. La experiencia comenzó con un grupo de 15 internos pero pronto el éxito del sistema hizo que se extendiera a varios establecimientos penitenciarios.
La prisión de Los Rosales tiene un extenso historial en lo que a actividades se refiere. De esta manera, los presos que cumplen su condena en estas instalaciones tienen acceso a la educación reglada, actividades culturales y deportivas y diversos talleres que hacen mucho más llevadera su estancia en prisión.