Durante años las administraciones han sido muy dadas a escenificar y visualizar lo que quieren que sea la frontera del Tarajal. Nos han presentado distintos proyectos, con más o menos carriles, con los que iban a solucionar los tapones y colapsos que se generan. Ninguno se ha llevado a cabo, bien por la nula relación con Marruecos (en esto el PP ha sido siempre el número incapaz, capaz de cargarse cualquier avance a pie de frontera gestado por otros partidos), bien porque los cambios de gobierno llegaron cuando iban a desarrollarse. Más sangrante fue la idea socialista de amplificar la frontera que contaba ya con el visto bueno del vecino país y terminó escondida en un cajón, pero no por el PP, sino por el propio PSOE que decidió, de un plumazo, borrar del mapa al exdelegado Jerónimo Nieto y a su equipo. Ellos fueron los propios matarifes de un proyecto que podría haber solucionado muchas de las pegas que ahora nos encontramos.
El PP fue el responsable de convertir la frontera en un particular corredor de la muerte con esos tubos
Así han pasado los años y la situación ha empeorado. El único logro del PP fue convertir el Tarajal en una especie de corredor de la muerte, con unos tubos por los que obligó a pasar a las personas obviando las quejas de los propios vecinos y las de las asociaciones. Hoy tenemos el dantesco escenario en el que queda convertido un paso que es la vergüenza de Europa, que no debería haber soportado esa arquitectura por más tiempo, que debió absorber las inversiones perdidas en otras áreas con el beneplácito de ambos partidos.
El PSOE despreció a su propio partido guardando en un cajón el proyecto de Jerónimo Nieto
Nos han tomado el pelo. Unos y otros. Con el compromiso de luchar por Ceuta, de incluso (algunos lo decían) quemarse por ella, nos hemos encontrado con una situación tan pésima, tan baja en infraestructuras, que va a costar, y mucho, poder convertir la zona en algo digno y poder recuperar las relaciones sociales y de vecindad machacadas.