Nos llega ahora el periodo de reflexión en torno a los MENA y las competencias de Ceuta. Es un intento claro de buscar la intervención del Estado para que asuma unas competencias que la Ciudad aceptó libremente y, me atrevería a decir, de forma irresponsable. Se debería haber valorado con la suficiente previsión lo que podía asumir el Ayuntamiento y lo que no antes de lanzarse a un proyecto que le venía grande. Ahora deben justificar las decisiones y, para ello, utilizan términos como “llamada de socorro”. Esos no aparecían, en cambio, en otras épocas en las que la presión migratoria infantil era igual o mayor que la actual y en la que los recursos con los que contaba este pueblo eran mucho menores hasta el punto de ni tener un centro en condiciones mínimas de habitabilidad.
De forma precipitada se insta a dar un viraje a una política que, ahora, sí desborda
La competencia sobre menores extranjeros nunca debió ser asumida por los ayuntamientos de Ceuta y Melilla. Pero se hizo quizá siguiendo otro tipo de criterios en los que, me atrevo a decir, lo económico y la obtención de un beneficio político/puestos de trabajo pesaban más que la visión de una realidad que no se escondía. No vengan ahora con cuentos de que la situación actual nunca antes se había vivido o la de ‘estamos desbordados’. No es nuevo y lo saben. Otro cosa distinta es que ahora venga bien encontrar la excusa perfecta para justificar el viraje político.
La presión migratoria infantil tiene mucho que ver con una necesaria coordinación en la frontera que no se da, con un obligado control sobre los menores que acceden con adultos que no se lleva a cabo porque nunca se han querido aceptar siquiera las propuestas que asociaciones pusieron encima de la mesa para regular de alguna forma que esos padres no pudieran regresar a Marruecos sin sus hijos.
En este interés precipitado que se esconde detrás de esta decisión se obvia lo que realmente importa para la solución: las oportunas negociaciones con el vecino país para que esos niños puedan ser atendidos con los recursos necesarios en su propia tierra. Hubo amagos de puesta en marcha de centros de acogida en el norte contando con oenegés que nunca se plasmaron y en los que Ceuta tuvo mucho que ver. Trabajar en ese camino es lo realmente importante para que no tengamos que efectuar otro tipo de reclamaciones inmotivadas, al menos con la veracidad que un asunto así obliga.
En el año 2016 fueron acogidos 809 niños, y el presupuesto fué de 5,238.460 euros (Con 1,2 millones aportados por el Estado).
Carmen muy buen artículo.
Los niños (mena) ya han dado su fruto, ahora se les "da" al estado y todos los funcionarios municipales pasan a otras dependencias del ayuntamiento "y aquí paz y después gloria" . Tu ya me entiendes.