No existe el más mínimo atisbo de duda de que estamos delante de una película de acción. Y tanto que lo es. Desde el primer instante la cosa va a lo que va y los tiros, las explosiones y los salpicones de sangre cobran un protagonismo absoluto que ya no abandonará hasta el ridículo final. Pero hay acción de la buena o acción sin sentido que deje más la sensación de retales recosidos entre ellos. Esta última es por desdicha la opción que toma la cinta de Shane Black, y ni siquiera podemos afirmar que las coreografías o los efectos sean nada del otro mundo, valga la broma fácil. Lo que en otras palabras viene siendo un desastre…
Nada tiene que ver este proyecto de cine de entretenimiento fácil (excepto precisamente eso y el título), este Predator, con el que arrasó Arnold Schwarzenegger en los años ochenta del siglo pasado. No se trata de un remake ni de una secuela ni de un reboot ni cualquier otro “re”. Simplemente utiliza su director y también guionista al grotesco personaje alienígena para meterse en camisa de once varas con aire de pastiche cercenado en montaje por los todopoderosos productores y música de peli de superhéroes que le pega tanto como un chorreón de leche a la cerveza helada. No en vano Shane Black, que apareció como actor en el Predator original, sí que se siente cómodo en el terreno superheróico, en el que hizo su máster en blockbusters para Marvel con Iron Man 3.
La historieta de confrontación entre la raza humana y este peligroso cazador (que no depredador, como bien afirman varias veces) se trata de una concatenación inconexa de tópicos con pretensiones de ambiente opresivo de terror psicológico (demasiado explícito para desatar la imaginación del respetable); no falta detalle con protagonista machote que masca chicle como una vaca y se toma las cosas como irse de fiesta con unos amigotes con los que tiene una camaradería insólita para gente que acaba de conocerse, niño en peligro, esposa florero, malos de opereta y profesora de ciencias sexy que sabe cómo usar armamento pesado. Esas cosas que uno puede ver en su día a día entre el momento de lavarse los dientes y acercarse el supermercado…
La atrofia mental tiene traspasa el límite en el momento en el que uno comienza a investigar el árbol genealógico de los responsables cuando te das cuenta de que no llevas delante de la pantalla cinco horas como te indica tu cuerpo que entra en barrena estremecido por el aburrimiento y el cabreo.
La mezcla de géneros, tosca hasta irritar, no funciona. Apabullar al espectador con sangre falsa para que se olvide de que no hay nada más, no funciona. Coquetear con los títulos de culto sin más argumento que echar unas risas (los momentos supuestamente de humor son igual de lamentables y pueriles, dicho sea de paso), definitivamente tampoco funciona. No existe un atajo para obtener una buena película.
Ficha técnica
DIRECCIÓN: Shane Black.
DURACIÓN: 101 minutos.
GÉNERO: Ciencia-ficción. Acción. Aventuras. Secuela. PAÍS: USA
INTÉRPRETES: Boyd Holbrook, Olivia Munn, Trevante Rhodes, Sterling K. Brown, Jacob Tremblay, Jake Busey, Edward James Olmos, Yvonne Strahovski, Thomas Jane, Keegan-Michael Key, Kyle Strauts, Alfie Allen, Niall Matter, Paul Lazenby, Crystal Mudry, Devielle Johnson, Augusto Aguilera, Andrew Jenkins, Dean Redman, Rhys Williams...
Percibo que el director siente un profundo desprecio por el film, se le reconoce una intención de pitorreo en el momento que los mercenarios desequilibrados reunen una serie de regalos en la cama de la chica desmayada, referencia clara a los siente enanitos de Disney y como deja que cada uno haga muecas a destiempo como si los tiempos de reacción fueran distintos,
Totalmente de acuerdo, una burla con la iconica de Arnold.
Esta critica tiene toda la razón. Lástima que no la leí antes de entrar a ver la película. Lamento haber entrado y pagar tiquete 3D para un guion tan malo. Me desilucionó ya que mi película favorita es depredador con Arnold.