Que el nuevo equipo de la Delegación del Gobierno en Ceuta haya tenido la intención, desde su llegada, de ponerse manos a la obra para solucionar el caos fronterizo es meritorio y algo a tenerle en cuenta, sin embargo, lo sucedido ayer con el ‘mecanismo’ implementado para desviar el tráfico de porteadores no hizo más que trasladar el problema existente a otra parte.
Pese a las advertencias de la Consejería de Gobernación a cerca de los posibles colapsos que se formarían en los viales programados, la Delegación hizo caso omiso al informe técnico donde adelantaba parte de lo que pasó ayer. No es que en Gobernación sean adivinos, sino que la Policía Local es consciente del tráfico de la ciudad y de lo que suponía desviar la fila de coches que día con día colapsaba la N-352 a los viales cercanos al Hospital Universitario y cuyas consecuencias han afectado a otras barriadas como Hadú o el Príncipe.
No se descarta que la idea, sobre papel, no fuera una buena iniciativa, no obstante, no se pueden implementar este tipo de experimentos si ya están advirtiendo de colapsos que podían afectar, como lo han hecho, a otras zonas de la ciudad.
La frontera no es un terreno para experimentar, pues hay muchos factores implicados que en cuanto se alteran provocan una onda expansiva que termina afectando a toda la ciudad. Antes de poner en marcha estos ‘mecanismos’ deben tener la certeza de que se cuenta con todo lo necesario para generar una mejoría y no empeorarlo todo, como sucedió la jornada de ayer.