La construcción siempre ha sido una salida para todas aquellos que han querido aprender un oficio. Ayer, en el cierre del curso de la Escuela de Construcción de Ceuta se volvió a demostrar ese interés por parte de jóvenes y no tan jóvenes de aprender una profesión o de especializarse en ella.
En los tiempos de bonanza, antes de que explotara la burbuja inmobiliaria, la mano de obra en la construcción era requerida, convirtiendo a este sector como el mayor generador de empleos. Tras la caída del ladrillo, este gremio se vio inmerso en una de las épocas más duras para esta profesión, englobada en la crisis general, que dejó a miles de familia sin el único sustento que llegaba a sus hogares.
Por ello, ver que el curso de la Escuela de la Construcción finaliza con 24 contratos nuevos augura la recuperación de este sector, que puede funcionar como una alternativa para el desempleo existente en la ciudad. Además, ya no es sólo aprender una profesión, sino que muchos de ellos aprovechan esta escuela para especializarse, generando así nuevas oportunidades al convertirse en mano de obra específica mejor cotizada. Son signos de la recuperación del país y de la ciudad.
De la motivación por aprender una profesión y valerse por uno mismo o de especializarse para ser un trabajador mejor cotizado. Ahora sólo falta la otra parte, políticas que fomenten el empleo y la valoración de estos profesionales que se lanzan a un mundo laboral que a día de hoy no ofrece todas las oportunidades que debiera.