El Comité de Empresa de Trace se está caracterizando por las amenazas de huelga que luego son suspendidas a última hora, tras poner en crisis a una población que mira con temor esa cierta posibilidad de toparse con una ciudad repleta de basura.
En esta ocasión el anuncio de paro tenía que ver con el cobro de las nóminas. El viernes no se había producido y siendo primero de mes domingo, el Comité se lanzó a la crítica más radical anunciando que dejarían de trabajar porque era imposible que se cumpliera el convenio... por un día.
Entre última hora de ese viernes y ayer sábado, en torno al 50% de la plantilla que tenía domiciliadas las nóminas en determinados bancos sí había cobrado.
El resto no. Se trataba entonces no de un problema de la empresa, sino de la celeridad con la que los bancos tramitan los cobros. No obstante el Comité seguía con su anuncio de huelga, sin aclarar cómo era posible que instara a trabajadores que sí habían cobrado a ejercer un paro sin motivación alguna.
Llegó la tarde y el cabeza visible de ese Comité, Juan Gutiérrez, anunció que ya no había paro, que aunque no estaban contentos con la situación aguantarían, en una nueva clara escenificación del cuento de Caperucita y el Lobo. Alguien debería recomendarle a Juan Gutiérrez que no se decante tanto por este cuento, más que todo porque jugar así con un servicio como el de la limpieza viaria y con la ciudadanía en general no es de recibo.
Tampoco hacerlo con los trabajadores, puesto que una huelga de todo el colectivo no podía mantenerse cuando los había que no tenían por qué protestar, al recibir el ingreso de sus nóminas antes de finalizar el mes. La protesta de los afectados que no han cobrado deberán dirigirla hacia los bancos que no han tramitado sus nóminas a tiempo.
Pero de eso no tiene culpa ni la ciudadanía ni quienes estamos cansados de amenazas de este tipo que no van a ninguna parte y que están carentes de todo fundamento. Así no se lidera un Comité. Así no. Salvo que el señor Gutiérrez confunda su labor como sindicalista con la de integrante de una formación política sin pudor alguno.