El perímetro fronterizo volvió a ser escenario, ayer, de las imágenes que nadie quiere ver. Parecen sacadas de otra época: hombres a caballo persiguiendo a otros hombres que huyen como si fueran esclavos; perros rabiosos a los que sueltan para que encuentren entre los arbustos a quienes se delatan con su propio miedo; cargas en furgonetas que marchan directas al desierto... Todo esto a la vista de quienes, unos pocos metros más aquí, vivimos en un mundo distinto, nada que ver con el medievalismo que algunos incluso apoyan y otros consideran que debiera ser aún más duro. Los hay para todo.
Hay que ser muy duro para ver determinadas imágenes y no tener siquiera compasión. Ver deambular a jóvenes rajados por las concertinas, con las ropas destrozadas, que no pueden siquiera tenerse en pie y tienen que ser ayudados por otras compatriotas. Jóvenes que saben que su futuro pasa por el abandono en el desierto, pudiendo producirse una muerte más que segura.
Esto es lo que tenemos. Es a lo que hay que poner una solución. A no ser que queramos llenar el hospital de personas rajadas por las concertinas, marcados con las cicatrices de una aberración en forma de valla que no soluciona nada y en torno a la cual solo asoman posturas hipócritas de una clase política que desde su bancada todo lo ve fácil y solo se ciñe a criticar la postura de unos para, cuando cambian las tornas políticas, cambiar radicalmente de opinión. Los vendidos como ‘asaltos’, las imágenes pretendidamente normales y la situación de presión no pueden recaer sobre otros hombres y mujeres obligados a tomar decisiones sobre el terreno. Sería injusto, pero incongruentemente está pasando.
Bien, Echarri, haces una descripción de lo que sucede al otro lado del vallado. Criticas las políticas que se toman desde aquí. Criticas nuestro lenguaje para calificar esos "asaltos". Bien, ¿sería posible que en una de tus columnas apostaras por una solución creíble y no demagógica, como desmantelar el vallado, y que fuera la solución, en tu opinión, a esos intentos de entrada de esos africanos? ¿Cómo vetar e impedir esos intentos? Clara, precisa y concisa ha de ser tu columna a este respecto. La espero.