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Izado de la bandera nacional con motivo del inicio de las actividades programadas por la Comandancia General de Ceuta para el Día de las Fuerzas Armadas. En el impresionante mástil situado en los bajos del Parque Ferial Juan Carlos I, el comandante general, Javier Sancho Sifre, presidió el acto, acompañado por el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas.
Nada más llegar recibió los honores de ordenanza por parte de un piquete formado por la escuadra de gastadores de la Compañía de Mar de Ceuta, y tres secciones del Regimiento de Ingenieros, Regulares y Tercio Duque de Alba, II de la Legión. Además, la banda de cornetas del Regimiento de Ingenieros y la Banda de Música de la Comandancia General. Tras pasar revista a las tropas se acercó hasta donde se encuentran las autoridades civiles y militares.
A continuación, integrantes de varios unidades de la guarnición transportaron la enseña nacional hasta el pie del mástil, mientras que se interpretaba una marcha militar. Fueron dos suboficiales del Tercio Duque de Alba quienes se encargaron de izar la bandera a los sones del himno nacional.
Numeroso público se dio cita en los alrededores de la Marina y del Parque Ferial Juan Carlos I para asistir a este acto que significa el pórtico de la conmemoración del Día de las Fuerzas Armadas que finalizará el domingo, en el incomparable marco de las Murallas Reales.
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Al referirme a la Bandera, hago mención a algo más que a un sentimiento y no mucho menos que al referente donde contemplar a un País, con sus rasgos diversificados desde mucho antes de irrumpir en la historia; y, a un Ejército integrado en la sociedad con mentalidad abierta e innovadora.
Ambos, portadores de principios y valores que protegen el ordenamiento jurídico de esta gran Nación.
Con estos pequeños matices, la Bandera de España es la que nos inaugura una nueva jornada llena de esperanza con su halo característico y al son de su sintonía cargada de firmes intenciones.
En su movimiento aleatorio e imprevisible, queda cristalizado el apremio de ser herederos de un sentimiento indescifrable, cuyo cobijo es encarnado y entregado en los arcanos del alma que busca sin aliento al insigne Soldado de España. Por eso la Bandera de España es única y exclusiva y no existe otra por igual, como España es España, la que ambiciona habituarnos a un concepto emanado de una promesa surgida desde lo íntimo del corazón y cuyo garante y testigo es Dios.
Hoy, al contemplar la Insignia Nacional y en lo que en Ella queda tipificado, es justo y obligado señalar, la necesidad inexcusable de conservar izado a toda costa el espíritu, que es el que nos susurra sin desfallecer al abrigo de la voluntad, de no arriar de ningún modo el símbolo cardinal de Nuestra Nación.
Mi más sincero respeto y admiración a todos los integrantes de los Ejércitos de España, con motivo de la Celebración del Día de las Fuerzas Armadas.
Alfonso José Jiménez Maroto