Cinco años viviendo en Tetuán fue el detonante para que Juan Carlos Andreo Tudela se interesase por la situación de los trabajadores transfronterizos, en concreto, la figura de las empleadas del hogar que día con día salen de Marruecos para trabajar en Ceuta y regresan cada noche a sus casas. Fruto de esta investigación, avalada por el Instituto de Estudios Ceutíes, se presentaron ayer algunas de las conclusiones en una conferencia que tuvo lugar en la Biblioteca Pública del Estado.
La investigación llevada a cabo por este profesor asociado de la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla, se llevó a cabo en dos partes. Una primera en 2009, que se centró en las condiciones laborales de estas empleadas y una segunda, ejecutada entre 2013 y 2015, enfocada en visualizar también la postura de los empleadores y su relación con las trabajadoras domésticas.
“Nos hemos dado cuenta que las personas que trabajan en el empleo doméstico son las que llevan a casa la mayor cantidad de recursos económicos, son como la persona de referencia en término de ingresos”, detalla Andreo, destacando la importancia que para una familia marroquí tiene el tener un trabajo de esta índole en Ceuta, pues supone cierta estabilidad económica familiar.
Dentro de las condiciones laborales, el investigador se remonta a 2011, cuando se modifica la ley de la Seguridad Social, la cual se aplica a partir de 2012, momento en el cual emergen muchos puestos de empleadas domésticas. En el caso de Ceuta, se da una situación particular y es que el número de empleadas domesticas pasa de 650 antes de 2011, a casi 1.200 después de la modificación, es decir, no sólo se duplica la cantidad, sino que ésta se mantiene en el tiempo.
“Ocurre en todos lados. En la particularidad de Ceuta, con respecto a la media del territorio nacional, es que emergieron un porcentaje muy elevado de estas contrataciones, porque practicante se duplicó, entonces eso es una característica más intrínseca de la realidad ceutí”, resume Andreo.
No obstante, no niega que frente a los datos oficiales, existe una “bolsa irregular” difícil de cuantificar. Aunque un trabajador transfronterizo no cuenta con todos los derechos a los que puede acceder un trabajador nacional, sí reconoce que les asegura cierta estabilidad económica en el presente y una pensión, aunque sea mínima, en un futuro.
“En el caso de tener contrato es favorable, porque aunque se tengan trabas en cuestiones de derechos con respecto a la Seguridad Social, luego, en un momento dado, asegura una jubilación aunque sean con cantidades muy reducidas”.
Además de la seguridad laboral que implica un contrato, el investigador resalta una realidad singular que se da en Ceuta y es la relación que existe entre la empleada y el empleador. Critica que en muchas ocasiones los empleadores se encuentran multitud de trabas a la hora de contratar a estas empleada, además de que no cuentan con beneficios fiscales como en otras comunidades autónomas, donde se permite la desgravación de un 20% de lo que se paga a la trabajadora doméstica, lo que afecta de forma negativa a que muchos empleadores se guíen por el camino de la legalidad.
Dejando a un lado las cuestiones burocráticas y entrando en el plano social, Andreo asegura que el perfil de la empleada transfronteriza se traduce en “emprendimiento”, ya que muchas de ellas consideran estos trabajos como el camino a alcanzar algo más, marcándose metas mayores.
“Cuando le preguntas qué quieren hacer en el futuro, te dicen que quieren su propio negocio o aprovechar el tránsito que hacen para plantear algún tipo de complementos, no informal o de contrabando, una palabra que en Ceuta suena un poco mal, sino de promover algún tipo de actividad que aprovecha conjuntamente ese conocimiento transfronterizo. Yo creo que está muy bien en términos de empoderamiento de la mujer que creo que sí le ayuda en ese sentido”, describe después de años de años en contacto con estas mujeres y estudiando la afectación que el trabajo tiene en sus vidas y en su familia.
Un tema hasta el momento desconocido
Cuando empezó a estudiar el tema de las empleadas del hogar transfronterizas era un asunto desconocido. Tras vivir en Marruecos durante cinco años y conocer la realidad de estas mujeres, que día con día se desplazan desde sus hogares en Tetuán o Marruecos a trabajar todos los días a Ceuta, creyó importante estudiar la figura de estas trabajadoras.
“En el marco de mi doctorado, hubo algunas asignaturas que eran sobre antropología de las fronteras y pues a partir de esa curiosidad científica, plantee que uno de los temas que estaban sin cubrir era el tema del empleo doméstico”, recuerda Juan Carlos Andreo. Insiste en que en Sociología, siempre se tiene un interés en situaciones que pueden parecer precarias o más vulnerables.