Cruz Roja tuvo que ser activada ayer para atender a las personas que se iban concentrado en la explanada de Juan XXIII
No hemos empezado el verano, ni asoma la OPE, ni periodos vacacionales... que ya empiezan a presentarse los primeros problemas graves de una frontera que no hace sino empeorar. Desde el 112 se activó de urgencia a las unidades de Cruz Roja para que atendieran a personas que llevaban, de media, tres y cuatro horas esperando para cruzar.
Hechos como este asoman como meras previsiones de lo que puede suceder en los próximos meses. Si la situación es cada vez peor... imaginen cuando el volumen de personas y vehículos se incremente. El año pasado (vamos a buscar una comparativa reciente) vivimos un auténtico caos.
Con familias que ya denunciaban que no volverían a elegir esta ruta, con personas desasistidas, con situaciones dañinas para todos. Ahora nos topamos con el adelanto de una imagen que está a la vuelta de la esquina, a la que hay que hacer frente antes de que sea demasiado tarde.
Y no, esto no se arregla activando a la Cruz Roja, sino disponiendo de medios adecuados para que no se produzcan situaciones tercermundistas y evitando que esa zona sea usurpada, como ya se hizo antes, a los propios bañistas. Ahora recordarán, con cierta mezcla de ironía y crítica, la mítica explanada de Loma Colmenar.
La situación va a ir a peor sin que parezca que se vayan a adoptar medidas que sirvan para algo eficaz
¿No debía estar ya lista?, ¿no nos contaban que iba a servir para evitar la usurpación de la de Juan XXIII? El culebrón ha terminado, de momento, con la obligatoriedad de hacer otra encomienda porque la anterior no sirve. Un cachondeo en toda regla que nació viciado y que no ha servido para solucionar el problemón que tenemos encima.
Es para tirarse de los pelos. Es para no entender nada. Vivimos ahogados en un infierno al que debemos adaptarnos sí o sí porque, visto lo visto, no queda otra.
¿Cuándo será noticia que no hay colas? Le hemos dado la vuelta a la tortilla hasta el punto de narrar esa posibilidad como lo nuevo, como lo esperado, como lo verdaderamente noticiable. Ya se han roto lazos sociales y culturales de una manera tan radical que tardaremos años en recuperar esa convivencia entre pueblos resquebrajada. Y seguimos sin darnos cuenta de todo lo que hemos perdido y amenaza con seguir perdiéndose. Dirían que es una ruina. Vale. Pero también una auténtica estafa a toda la ciudadanía.