Lo sucedido con Agustín debería haber causado sonrojo al ICD y al Gobierno en general. Lejos de eso han demostrado una actitud incomprensible y chulesca. No tienen razón. Se han equivocado. Pero son incapaces de reconocerlo.
Si fue desastrosa su política de tortuga, queriendo superar el patón con un simple comunicado y ocultando una comparecencia pública debida, peor ha sido la respuesta elegida por el máximo responsable político de Deportes, Emilio Carreira.
Vayamos por partes. Nos dice que el ICD no necesita lecciones de qué es deporte inclusivo. Tiene razón. Le ha faltado matizar que no necesita lecciones solo de eso, necesita de todo, de deporte en general, porque el ICD es un compendio de desastres, un apéndice con el que nunca han sabido qué hacer. Con el caso de Agustín se han superado porque han cruzado la línea roja: han hecho daño al más débil y han causado la indignación de todos.
Citan a Toño Campoamor diciendo que pidió que esto se difundiera como un escándalo. Ahí se han superado. Que yo sepa Campoamor no se ha dedicado a llamar a ningún medio para que se aireara este asunto. Ha sido tan grave lo que han hecho que nadie ha dudado en publicar este asunto. Campoamor se habrá molestado como cualquier ciudadano, de ahí a responsabilizarle de poner voz a la indignación van muchos kilómetros. Es normal buscar excusas, típico entre quienes son demasiado orgullosos para pedir perdón.
Seguir buscando culpables acusando a Anyera de utilizar esto como una queja por no obtener subvención mayor es esperpéntico, además de que nadie se lo cree. Ustedes seguro que tampoco, pero tienen que ocultar su imperdonable actitud.
Sin duda entre todas las excusas hay una para enmarcar por la vergüenza que me causó leerla y escucharla. Dice Carreira que Anyera hace “un uso de la desgracia de una familia para hacer política barriobajera”.
Quiero pensar que usted no ha pensado bien lo que ha dicho, no ha sabido valorar el contenido porque aquí no hay desgracia alguna, ni la familia de Agustín tiene por qué escuchar tamaño despropósito.
La única desgracia que hay aquí es tener una política deportiva en manos de un cortijo que hace lo que quiere, que lleva años siendo un espectáculo político indigno y que ahora se permite el lujo de manchar un asunto escupiendo mierda de forma torpe. Tan torpe que han terminado manchados. Y eso sí que es una desgracia.
corruptos
Carreira impresentable y chulo como pocos
Claro y contundente. Habrá alguna reacción (razonable)?
Magnifico artículo de opinión, pero seguro que no les servirá para nada esta critica constructiva. Mi hermana de 72 años, sin estudios y con muchísimo trabajo familiar a sus espaldas, me comentó lo mismo : "Tanto trabajo les cuesta y tan difícil es reconocer su error?" .
Felicidades por poner en su sitio a estos sirvengüenzas