Sí en el PP creen que la Convención Nacional de Sevilla ha puesto fin a la caída en picado que sufren, si piensan que está todo solucionado, que no hay que tomar medidas, que hay que dejar las cosas como están, dejar que transcurra el tiempo; eso es que aquello, más que la convención nacional del principal partido político de España, el partido en el que confiamos millones de votantes para gobernar España, se ha convertido en una reunión de Fraggle Rock en las que todos alegres, eufóricos e irreflexivos siguen a un líder que abandonó hace mucho la templanza para instalarse en el dontancredismo. Una cosa es ser y ejercer de gallego, cuando no se sabe a dónde va, ni de dónde viene; y otra es esperar a que el tiempo tumbe las dificultades a las que se enfrenta nuestra sociedad.
En el PP no abundan los sansirolés, ni los holgazanes, ni la falta de ambición; y la realidad es que tras esas palmadas en la espalda que se dieron en Sevilla se oculta un germen interno que aspira salir a la luz y que no lo hace por miedo a ser la primera cabeza en rodar. El marianismo no quiere a nadie que deslumbre, así ha venido demostrándose con otros líderes del PP que podrían haberle hecho sombra a Mariano: Mayor Oreja, Esperanza Aguirre, Rodrigo Rato, Camps, Gallardón y ahora Cifuentes.
Pero no sólo en el ámbito nacional andan absortos. Que el PP andaluz irradie la estrategia de permitir el gobierno de Andalucía a Cs, si es que estos son el partido más votado, indica la desesperación, la falta de liderazgo político y el desánimo de quienes incluso llegaron a ganarles unas elecciones al PSOE en Andalucía, y arrebatarles las alcaldías de las principales ciudades y capitales. Han pasado del huracán de fuerza, Teófila, a un modosito e incógnito Juan Moreno cuyo principal valor es haberle garantizado la supervivencia a Rajoy en el Congreso Nacional de Valencia 2008. Hoy por tí, mañana por mí, nunca por España.
¿Recuerdan aquello de que la izquierda es quien gana o pierde las elecciones? Pues hemos pasado a la derecha, si es que al PP le queda algo de derecha. Parece que los populares se empeñan en perder las elecciones. Sí, ya lo sé, una cosa es hacer demagogia de ocasión desde los bancos de la oposición, y otra tener responsabilidades de gobierno; pero a nadie se le escapa que pueden gobernar de otra forma sin poner en riesgo al Estado y sus instituciones públicas.
Lo peor de todo esto no es que el PP pierda las elecciones, sino que las gane un enigmático y errático Cs, o un PSOE radicalizado, interesadamente desmemoriado y practicante asiduo del caradurismo.
Como botón de muestra, el Presidente de Extremadura, del PSOE, Fernández Vara, de profesión médico, ha incentivado las listas de espera como una supuesta medida de justicia social que garantiza la equidad del Sistema Público de Salud, ya que quien puede pagarse una sanidad privada, no espera y no gasta recursos públicos. Lista de espera a la que eufemísticamente denomina “periodo de reflexión” sin caérsele la cara de vergüenza.
El PP tiene una doble responsabilidad: la primera ganar las elecciones, y la segunda no dejar que se pierdan.