De manera un tanto sorprendente, los sindicatos UGT y CSIF han decidido hacer una valoración pública sobre la concesión de una Comisión de Servicios en el ámbito educativo. CCOO considera que al asunto carece de entidad suficiente para trascender al ámbito de lo público. Es probable que se deba a un intento desmedido de buscar notoriedad en los medios de comunicación o a la defensa de un interés particular muy concreto en el caso de CSIF. Pero lo cierto es que, una vez situado el caso en la pasarela mediática, sí parece razonable aclarar los hechos para que los profesores o el resto de ciudadanos interesados se puedan formar una opinión correcta al respecto.
Esta Comisión de Servicios es, todavía, uno de los flecos pendiente de resolver del anterior periodo, de infausta memoria para la educación ceutí. La designación “a dedo” caprichoso de media docena de directores en centros cuyos equipos directivos fueron decapitados, a pesar de contar con el respaldo de la comunidad educativa, terminó por imponer como Director del IES Puertas del Campo a un profesor con destino en Tánger, que obtuvo un nombramiento por dos años. A la vista de los hechos, y una vez comprobado que el Claustro de Profesores no transigía con tan lamentable decisión, el citado director presentó su dimisión.
A Bernardino Cerviño, profesor de Dibujo, se le concedió una Comisión de Servicios para el Curso 2015/2016 con el apoyo y el aval de la administración y de todos los sindicatos, pues no en vano, había contribuido (renunciando a su nombramiento, que conllevaba destino en Ceuta, e incluso retribución económica) para “devolver” el centro a la normalidad y al Proyecto Educativo asumido por la comunidad educativa de aquel centro.
Este segundo año, el citado profesor vuelve a solicitar Comisión de Servicios (legalmente tienen carácter anual), en la convicción que el compromiso alcanzado con el (y respaldado unánimemente) se extendía a los dos años de su nombramiento. Este hecho suscitó una duda muy razonable al respecto. Tan es así, que entre miembros del mismo sindicato había disparidad de criterios. ¿El compromiso fue por un año, o por los dos? Lo cierto es que no había una respuesta clara a esta pregunta. Por ello, desde el sentido de la responsabilidad que comporta tomar decisiones que afectan a la vida de las personas, el asunto se estuvo sopesando durante meses. Había argumentos igualmente válidos para la concesión y para la denegación. Finalmente, la Comisión, con el afán de alcanzar un consenso siempre deseable en este tipo de asuntos, llegó al acuerdo de “denegar” la Comisión de Servicios.
A pesar de ello, el equipo ministerial, conocedor de todos los extremos que acabamos de exponer, dijo textualmente, que “no se puede jugar con las personas” y que el afectado aceptó su dimisión a cambio de que se le permitiera su adscripción a Ceuta por idéntico periodo”. El equipo ministerial optó por esta alternativa y ha concedido la Comisión de Servicios. Que cada cual extraiga sus propias conclusiones.