El presidente provincial de Ceuta y vocal de la Junta de Gobierno nacional de la asociación Polillas (de Antiguos Alumnos de los Colegios de la Guardia Civil) felicita públicamente a los agentes que actuaron en Benzú
Por desgracia, en nuestra ciudad la inmigración irregular es motivo de portada casi diaria en lo medios de comunicación. Muy a nuestro pesar, nuestra situación geográfica, de ser ciudad española y fronteriza con el vecino país de Marruecos, nos obliga a ser (al igual que ocurre en la ciudad hermana de Melilla) partícipes activos en el control de entrada de inmigrantes que quieren acceder a Europa para poder optar a tener una vida mejor que la que tenían en sus países de origen.
Para bien o para mal, la Guardia Civil (como encargada de dichos menesteres en el perímetro fronterizo y mar territorial) tiene un papel primordial en la misión de intentar frenar los flujos migratorios de personas que intentan acceder a Ceuta de manera irregular.
“Cuando el servicio ha finalizado bien, somos las personas más felices del mundo”
No es un plato de buen gusto, pero nos ha tocado y debemos cumplir con nuestra obligación como agentes de la Autoridad ante este reto difícil de abordar.
Pero muchas veces, en esa misión que tenemos encomendada, hay días en que las actuaciones salen bien y otros en los que nos encontramos con dramas difíciles de digerir y a los que no nos gustaría tener que enfrentarnos.
Son muchos los inmigrantes que han dejado su vida en el intento y eso, a ningún Guardia Civil nos alegra. Casos como los ahogamientos en nuestras costas o como el último caso del subsahariano hallado muerto en Anyera tras sortear el vallado (mejor suerte tuvo el menor que, aunque grave, consiguió salvar su vida).
Por norma general, las primeras personas con las que se encuentran los inmigrantes al entrar en Ceuta es con agentes de la Guardia Civil. Personas con una formación y preparación que les hace estar siempre que las circunstancias lo requieren, preparadas para afrontar cualquier eventualidad, a veces incluso, cuando tienen que arriesgar sus vidas para intentar salvar las de otr@s.
Esa es la verdadera vocación del Guardia Civil, esos valores son los que nos inculcan en las Academias y Colegios, el de “ser un pronóstico feliz para el afligido” como recoge un artículo de la Cartilla del Guardia Civil confeccionada por el creador del Cuerpo el Duque de Ahumada en 1844. Esa disposición de ayuda al prójimo es la que nos valió para conseguir el título de Benemérita y de la que tan orgullosos estamos.
Permítanme que me tome la licencia de felicitar públicamente a esos dos Guardias Civiles que con su acción y con grave riesgo para sus vidas, consiguieron salvar a unos subsaharianos en la playa del Algarrobo de Benzú de una muerte segura. También al resto de Guardias que actuaron en el dispositivo.
“Gracias compañeros por vuestra entrega y sacrificio de ayuda al necesitad@”
No, no somos héroes (pero tampoco villanos como muchas veces se nos tilda). Sólo somos personas que tenemos una profesión en la que muchas veces nos encontramos con situaciones difíciles, desagradables y a las que intentamos afrontar con la mayor dignidad posible. Luego, cuando el servicio ha finalizado bien y con resultado positivo, somos las personas más felices del mundo.
Gracias compañeros por vuestra entrega y sacrificio de ayuda al necesitad@. Seguid así.