Luis Gabarrón es un aficionado a la maquetería que guarda en su hogar una pequeña colección de obras de arte; son pasos y palios a un reducido tamaño pero que ofrecen todas las similitudes con los originales
Hay muchas formas de ver la Semana Santa. Luis Gabarrón la observa desde una perspectiva en miniatura, la de los pasos y palios que elabora desde hace nueve años y que le ha llevado a contar con una de las colecciones más completas de nuestra ciudad. Una afición, explica Gabarrón, que empezó cuando sus nietos le pidieron ayuda para elaborar los pasos para el colegio, pero a la que se fue “enganchando” hasta llegar a reunir en una gran vitrina de su casa hasta unas dos decenas.
Gabarrón posee una colección de 20 pasos entre los que predominan los locales, aunque también cuenta con algunos de fuera como el Cautivo de Málaga
Pese a lo que pueda parecer, este artista de la miniatura crea estas pequeñas obras en unos dos meses. “Depende del tamaño, aunque tampoco me marco un plazo, es una simple afición y requiere mucha paciencia”, manifiesta. Sin embargo esa simple afición ha ido evolucionando a lo largo de estos 9 años y el resultado son auténticas obras de arte que llevan tras de sí grandes reclamos de compra y encargos a los que Luis se resiste a ceder. “Esto tiene más valor que cualquier suma económica, no las hago por dinero, es una pasión, es el poder disfrutar en mi casa de la Semana Santa todo el año, es el poder contemplar un trabajo que ha salido íntegro de mis manos y del que todavía me sorprendo”, se sincera.
Los materiales son diversos, desde madera o escayola hasta tubos de ensayo
Los materiales son diversos, desde madera o escayola hasta tela, palillos, alambre, restos de bisutería o tubos de ensayo para simular los faroles de los pasos de palio. “Hay que echarle mucha imaginación y, aún así puedo invertir unos 100 euros en cada paso que elaboro”.
Cualquier cosa es válida para ser reconvertida en uno de los pequeños elementos de esta especial Semana Santa que, a su vez, está rematada con todo lujo de detalles. “Las imágenes son compradas, para la Pollinica me las ideé para recrearlo, en el caso del Cristo Cautivo de Málaga lo compré allí, y esté (un Crucificado) es una pieza tallada que me enviaron desde Zaragoza”, explica.
Pasos de fuera y de su “querida Semana Santa de Ceuta”, son posibles disfrutarlos los 365 días en este rincón de su hogar. Sin embargo dice que ya se ha “plantado” porque “no sé donde meterlos, no tengo más espacio”. Aunque sí tiene un encargo pendiente que va a tener complicado rechazar. “Mi mujer quiere una Virgen de África, y no puedo decirle que no”, confiesa.
Dentro de poco se volverá a encerrar en su taller para llegar al paso número 21 con el que concluirá una colección que pone de manifiesto que la pasión no tiene límites.