Las estaciones han corrido a cargo de las distintas cofradías, a las que se sumaron numerosos fieles que disfrutaron del Cristo entre los muros de la Catedral, donde se ha celebrado a causa del tiempo
Cuando el reloj ha anunciado a través de sus sórdidas campanadas las 22 horas, un silencio sepulcral ha inundado la Catedral. Al frente de todos se encontraba la Hermandad de Nazarenos del Santísimo Cristo del Triunfo en su Gloriosa Resurrección, encargado este año de presidir el tradicional Vía Crucis del Consejo de Hermandades y Cofradías de Ceuta.
Sin embargo, la cofradía no procesionó a su titular, sino a un crucificado que se encuentra en la iglesia de Santa Teresa. Las distintas agrupaciones completaron el cortejo que realizó las catorce estaciones penitenciales.
Las inclemencias meteorológicas parece que comienzan a marcar las horas previas de una Semana Santa en la que cofrades y fieles tienen la mirada puesta en el cielo. El de esta noche ha sido uno más de los que esta Cuaresma se han tenido que resguardar entre los fortificados y sagrados muros de un templo.
Ha sido la Santa Catedral el espacio que se barajaba horas antes como alternativa al recorrido oficial y, en el que finalmente, se ha tenido que celebrar el acto penitencial.
Pese al cambio de última hora, han sido numerosos los fieles que se han acercado a este último Vía Crucis de Cuaresma. Una devoción que han profesado durante las últimas semanas las distintas cofradías ceutíes y que está centrada en los misterios dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que representan los episodios más notables de la Pasión.
Este tradicional acto es el que ha cerrado los diferentes eventos que se sucedieron durante el día de ayer, Viernes de Dolores, es decir, el viernes anterior al Domingo de Ramos y dentro de la última semana de Cuaresma.