El proyecto de reforma de la Gran Vía empezará a mostrar sus principales cambios a partir de mañana, con el inicio de los cortes al tráfico rodado. Una obra de esta envergadura debe llevar pareja una oportuna campaña de comunicación y difusión que la Ciudad Autónoma no ha activado, con lo que las consecuencias directas para el ciudadano pueden ser peor de las esperadas.
Se van a retirar las plazas de aparcamiento que hoy se utilizan en la Plaza de África y en las inmediaciones del Muralla y de la Catedral, alterándose además la circulación en su entorno. Esto puede terminar generando un caos si no se disponen de los protocolos de organización activados desde el principio y no se completan con una acertada campaña de comunicación.
El proyecto de la Gran Vía ha salido adelante con críticas vertidas desde distintos sectores y por múltiples causas. No caigamos en el error de provocar más quebraderos de cabeza por no hacer un trabajo inicial de canalizar toda la información que el público necesita, sin tener que toparse con situaciones desagradables por cambios en los itinerarios que, de incumplirse, pueden incluso acarrear multas.
No sería lo justo, por eso quedan horas para que el panorama que se presente a partir de la semana que entra no sea el peor que podríamos esperarnos.