Ahora se podrá circular por Edrisis, mientras que Valentín Cabillas se cierra a los vehículos
La reforma de la Gran Vía dio comienzo ayer con los preparativos previos que, si bien fueron apenas perceptibles, dan el pistoletazo de salida a una obra que se llevará a cabo durante los próximos meses.
La empresa Tragsa, encargada de la encomienda de gestión de la obra, tomó el primer contacto con esta reforma que se iniciará con el vallado de varias zonas y dos catas arqueológicas que se acometerán en el antiguo convento de los Trinitarios (del que ahora solo queda la cripta) y el parque ubicado en la confluencia con Vitori Goñalons, respectivamente.
Una actuación de esta envergadura conllevará cambios en el tráfico rodado, por lo que casi al inicio de la obra será necesario abrir la circulación de vehículos en una vía que, hasta el momento, ha sido peatonal: la calle Edrisis.
Las obras dieron comienzo ayer con el vallado de algunas de las zonas a intervenir
No será un cambio pasajero, ya que el proyecto que este jueves presentará el arquitecto Ángel Moreno conlleva esta modificación en el nudo circulatorio de esta céntrica zona. Por contra, la calle Valentín Cabillas pasará a ser peatonal una vez concluya esta reforma.
Antes, sin embargo, de estos cambios en el tránsito viario se llevarán a cabo las dos prospecciones arqueológicas que serán supervisadas por un arqueólogo municipal y que determinarán el ritmo de la obra, ya que en caso de localizar algún resto de interés, los trabajos se ralentizarán hasta que estos vestigios puedan ser recuperados de manera que no sufran ningún deterioro.
Las dos prospecciones arqueológicas serán supervisadas por un arqueólogo municipal
En el caso del antiguo convento de los Trinitarios, además de la eliminación de los muretes y de las plantas que están afectando los restos arqueológicos, se llevará a cabo un vaciado de la tierra de los alrededores y una pequeña consolidación del monumento, consistente en la colocación de los elementos que el paso del tiempo haya derruido.
A los cambios planteados en el tránsito rodado, el proyecto añade una mediana en la Gran Vía, lo que impedirá la parada en plena vía de algunos vehículos entorpeciendo así la circulación. También, y a petición de los taxistas, se habilitará una marquesina al comienzo de la parada que protegerá de las inclemencias del tiempo a los usuarios de este servicio. De momento, los taxis continuarán en la misma Gran Vía, aunque una vez avance la obra, deberán ubicarse en alguna calle de las inmediaciones, aunque aún se están barajando varias posibilidades sobre su nueva localización.