Ya fuese en las carpas o bien en el patio de casa, los musulmanes sacrificaron ayer una cabeza de ganado recordando a los hermanos que no pueden celebrar la Fiesta.
El acto más significativo de la Pascua del Sacrificio es la ofrenda de un animal, por lo general un cordero, de cuya carne se harán tres particiones, una de ellas para los pobres. “Hay personas que no han podido celebrar la Fiesta por la falta de ingresos ya que carecen de empleo. En ellos también hay que pensar”, valoró ayer Hamed Chaib, presidente de la Asociación de Vecinos Bermudo Soriano-Las Letras.
En su caso, la barriada se decantó por realizar “alegre y contenta” el sacrificio en la intimidad y vivir la tradición como antes lo hicieron sus padres, abuelos y quienes les precedieron. “Ponemos el cordero mirando a La Meca, recitamos la oración y a matar”, explicó el portavoz vecinal. “Al animal hay que tratarlo bien y degollarlo de dos cortes para que no sufra”, añadió Chaib. Unos requisitos indispensables de acuerdo con el rito halal, tal y como puntualizaron los presentes. Una vez retirada la piel y limpia la pieza de carne, sobre el hombro, el propietario se encarga de trasladarlo hasta su hogar. Dependiendo de la destreza del matarife, fue necesario un inflador que facilitase la tarea.
Aunque hay quienes lo hicieron en casa, la Ciudad Autónoma instaló este año 21 carpas para cumplir con el rito en las barriadas, donde estaba previsto sacrificar varios cientos de reses, caprinas y ovinas. Los residentes en San José-Hadú aprovecharon la tienda montada por la administración autonómica y, solo en algunos casos, se quejaron de que las bolsas de recogida de residuos llegasen tarde. Los operarios de Athisa, como pudo comprobar este periódico, se afanaron toda la mañana en hacer llegar a las familias este material y las bridas de plástico.
En estos días, los musulmanes disfrutarán en familia de grandes ágapes a los que invitarán a vecinos y amigos. “Primero prepararemos los callos y, el resto del cordero, dejaremos que se airee hasta mañana –por hoy–, momento en el que empezaremos a cortar el borrego para sacar las chuletas, los pinchitos y demás”, describió uno de los matarifes en un descanso de la faena. Los musulmanes probarán primero el hígado y los callos, entre otras partes del animal. La cabeza y las patas se toman hervidas y en cus-cus, según indicaron los vecinos de Los Rosales.
En las barriadas predominó el ambiente festivo. Las familias, incluidos los más pequeños, seguían con interés la evolución de su ejemplar. “Me encargo junto a mi madre de preparar la comida que vamos a disfrutar en los próximos días. Como viene toda la familia, y es numerosa, tenemos mucho trabajo aunque siempre es satisfactorio porque nos gusta sentar a la mesa a todos nuestros seres queridos y que se vayan satisfechos”, explicó Mina en Hadú.
Los creyentes que, por diversas circunstancias, este año no peregrinaron a tierra santa, festejan el Eid Al Adha con la oración en la mezquita o al aire libre y, más tarde, comiendo y visitando a los familiares. Asimismo, la Pascua es tiempo para visitar a los difuntos y, en el caso de Ceuta, los musulmanes visitaron el cementerio de Sidi Embarek.
Por su parte Mohamed Ali, en su nombre y en el de la formación Caballas, transmitió la “más sincera felicitación” tanto a los musulmanes como a los ceutíes en general. “Creo que es una celebración muy importante para esta ciudad; es el camino que hay que seguir hacia el respeto, la tolerancia, la convivencia y la interculturalidad”, reflexionó el representante de la coalición. Ali deseó que estas celebraciones sirvan para construir una “sociedad plural, donde la convivencia sea real y, sobre todo, en la que el futuro de nuestros hijos sea un futuro de bienestar”. Parabienes en sintonía con los expresados por el presidente de Bermudo Soriano-Las Letras, quien tan solo desea que perviva la convivencia y la salud para, el próximo año, volver a festejar esta Pascua.
La Protectora de Animales se hace eco de las quejas
Malestar porque las puertas de las carpas están abiertas y el degüello queda a la vista
La Protectora de Animales y Plantas de Ceuta recogió ayer, a través de su página en internet, numerosas quejas en torno a la celebración de la Pascua del Sacrificio. Francisco Javier Blanco, presidente de la entidad, se hizo eco del malestar ocasionado por el uso de las carpas instaladas por la Ciudad, en concreto, porque sus puertas se encontraban abiertas. “Están degollando borregos y descuartizándolos a la vista y, claro, hay personas que pasan con niños y no tienen necesidad de ver nada de eso”, reprodujo Blanco los comentarios llegados a sus redes sociales. Unas protestas que, como precisó el presidente de la asociación, parten de la ciudadanía. Consciente de sus funciones, Blanco condenó esta circunstancia pero, aclaró, “tampoco podemos ayudar a estos animales porque es competencia de la Consejería de Sanidad” y admitió que habrá otros ciudadanos a los que no les importe contemplar el sacrificio. No obstante, razonó el portavoz de la Protectora, “al igual que en otras celebraciones acuden a solicitar la licencia de manipulador de alimentos, en este caso también se deberían pasar por las carpas y comprobar que todo se está haciendo correctamente”, valoró Blanco.