Y podemos recordar a nuestro pueblo… A la ciudad de las siete colinas… A la amalgama de casas y gentes que viven al pie del Yébel Musa, tendidas a las frías aguas del Estrecho… Y, también podemos recordar al “Callejón del Asilo” y a la parroquia de la Virgen de África que nos vio nacer… Y, aún no sabría decir si pertenezco a la ciudad y al mar que me identifica en el alma como un ser humano. Porque esta capital llena de mar y nacida en África hace tres, cuatro, cinco… milenios, no recuerda nombres, sino “actos” en el tiempo…
Y, si Ceuta no me reconoce por mi nombre, yo haré que con mis propios “actos” me reconozca y me ame, como yo -mujer de carne temblorosa y cálida- la amó… Y, aquí te dejo cinco poemas, cinco, ceñidos a tu rostro, a tus pechos y a tu cintura, para que sepas de mí, y no me olvides en tu eterno sueño traspasado de siglos y milenios…
Son cinco poemas, cinco, como cinco “ferocidades” que diría Miguel Hernández en su famoso poema de las “Nanas de la cebolla” y que cantara con tanto sentimiento Joan Manuel Serrat. Cinco poemas cargados de versos del Estrecho que yo he escrito para ti, ciudad que olvida nuestros nombres -como una amante infiel- apenas se deja atrás las aguas azules que te bañan.
Y, he de decirte que yo te pertenezco, aunque no quieras saber de mí… Aunque ya no te reflejes -como antaño lo hacías- en los espejos azules y plateados de tu dársena pesquera, cuando las traíñas se mecían indolentes y graciosas fondeadas en aguas del “Muelle Comercio”…
Ahí van, ahí te dejo -como a una mujer enamorada- los versos de amor de estos cinco poemas, cinco…
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(*) La Paloma se decía originalmente a los “correos” “Ciudad de Ceuta” y “Ciudad de Algeciras”, más tarde también se dijo a los transbordadores: Victoria, Virgen de África y Tarifa.
(**) Una licencia ortográfica.
1 - Virgen de África
“Ayuda a tus hijos,
Madre…”
¡Virgen de África!
¡Patrona del pueblo
de Ceuta, Madre mía,
dulce corazón bendito
que el aire marino traía!
Rosas y jazmines
te lleva la niña mora,
para que luzca al alba
-en tu bella corona-
una sonrisa de amor
una palabra redentora.
Azucenas y azahares
te trae la niña mora,
para que pinte la tarde
-en tu bella corona-
una mirada de amor
un mar de blancas olas.
Madreselva y claveles
te recoge la niña mora,
para que deje la noche
-en tu bella corona-
un suspiro de amor,
un cielo de luna roja.
¡Virgen de África.
Patrona del pueblo
de Ceuta, Madre mía,
dulce corazón bendito
que el aire marino traía!
2 - La Paloma
“Cruza de sur a norte el Estrecho, desde
Ceuta a Algeciras…”
¡Ay, un trazo blanco
sobre el mar azul!
Una gaviota blanca
se allega rauda
sobre el mar azul.
Una rosa blanca
de cristal y sal
sobre el mar azul.
Una paloma* blanca
extiende sus alas
sobre el mar azul.
Un correo blanco
navega sin rumbo
sobre el mar azul.
Una ventana blanca
cubierta de yedra
sobre el mar azul.
Una mirada blanca
de cautivos recuerdos
sobre el mar azul.
Una llama blanca
de encendido amor
sobre el mar azul.
Un amor blanco
rojo de pasión
sobre el mar azul.
¡Ay, un trazo blanco
sobre el mar azul!
3 - Adios Mujer Amada
“Brota la leche y la miel
de tus blancos pechos…”
Qué escribiré hoy
-tal vez mañana-,
sobre tu cuerpo
¡esclava amada!:
mujer de pechos
altos y sedientos
de ser acariciados
hasta sentir el goce
de cerrar los ojos
y saberse abandonado.
¡Oh1, en la mañana
hasta las nubes
suben la cordillera
perfecta de tu boca
y quiero besarte
hasta que mis labios
sangren de deseo…
A la llegada de la tarde,
con el crepúsculo rojo
y la brisa del Poniente,
mi corazón en llamas
se enciende de pasión
en el roce de tus brazos…
Principiando la noche,
¡ay, amor amante!
mis sueños te pertenecen
y mi alma queda
para siempre olvidada
en tu alma de mujer,
columbrando impasible
-recostada en el mar-
el paso de los siglos…
¡Oh, mi primer amor!,
deseante y deseado
desde antes de nacer…
¡Oh!, tu desnuda mirada
se refleja en silencio
en la luz azul de los astros…
Adiós mujer de piedra,
-mujer encantada-,
Adiós, te digo adiós…
Sí, quizás en este instante
de melancólica hora,
esté alzando mi mano
para darte, definitivamente,
el último adiós postrero…
Mujer dormida -dicen-,
“Mujer Muerta”-la llaman-,
mujer allegada al alma.
Adiós, mujer amada…