Llega el Día de Ceuta y se asoma al calendario con el mismo esquema de años atrás. Nada hay nuevo, se reproducen los mismos actos y no se apuesta por exteriorizar una jornada cuyo significado debería ser trasladado a los más pequeños para que asuman parte de nuestra historia. No se hace así.
Todo queda reducido a una jornada de discursos similares en la que lo único destacado es el reconocimiento a los premiados. Para ellos sí será una jornada especial, a ellos se les merece todo el respeto, pero la forma de celebración para el día autonómico no es la idónea. Ni ahora ni antes.
La sociedad, en cambio, prefiere traer a colación el debate de moda en los últimos años, justo los que lleva sin ser festivo en el calendario desde que se cambió por la Pascua del Sacrificio. Los mismos de siempre empiezan a despotricar con eso de ‘nos han quitado el día’, quejándose de que hayamos perdido una festividad elevada a niveles supremos. Cabría preguntarse qué hacían esas personas que ahora se rasgan las vestiduras cuando el día 2 se marcaba como festivo. ¿Acaso celebraban la jornada autonómica, acaso participaban de los escasos actos reseñados, acaso hacían algo más por dar significado a ese día?
Ya les respondo, no hacían nada. Ese festivo tenía, en lo práctica, la misma importancia que cualquier otro, así que todos esos debates resumidos en eso de ‘nos quitan lo nuestro’ no son más que maneras de generar crispación o buscar polémicas resumidas en el amigo-enemigo y teñidas del siempre peligroso ‘vamos a perder Ceuta’. La festividad del día 2 era utilizada para lo mismo que cualquier otra: pillar el barco y marcharse a darse golpes con ‘sabor autonómico’ al otro lado del Estrecho.
Pero aquí, como nos gusta tanto criticar todo y a todos -nunca superaremos el complejo de patio de vecinas que tanto nos marca- empezamos a calentar motores para buscar enfrentamientos que, a estas alturas, son ridículos y vergonzosos.
Aquí nadie nos ha quitado nada, ni el Gobierno se ha bajado pantalón alguno. Aquí se ha abogado por un reparto de festivos más práctico a pesar de que haya quienes quieren ser más caballas que nadie sosteniéndose sobre argumentos caducos en los que, además, ya nadie cree.
Ceuta hoy celebra su Día, lo hace como siempre de forma descafeinada, pero déjense de debates inútiles.