Pese a lo cercano del momento, de un nuevo proceso electoral como son las elecciones generales previstas para noviembre o diciembre, el Gobierno no debería perder ni un solo día en anunciar un adelanto de las mismas.
No pasa un día en que el Gobierno o el Partido Popular protagonicen un nuevo episodio en que se vean implicados por algún presunto delito, por diferentes motivos. Ahora le ha tocado a un representante directo del mismo, al delegado del Gobierno en Valencia. Ésta debería ser la gota que colmara el vaso. A estas alturas no se sabe bien si es mayor el grado de los abochornados entre las filas del Partido Popular o el número de presuntos corruptos. Con todo, ahora toca apoyarse en la militancia, claro está, que tendrá que ser la encargada de regenerar y recomponer a un partido sobrepasado por los múltiples escándalos de corrupción. El Partido Popular necesita tiempo para regenerarse cuanto antes, claro está, trazando una raya que diferencie claramente entre un antes y un después. De las lecciones de honestidad que se olviden, las tendrán que guardar para otro momento. No cabe duda de que cuanto antes mejor. Solo alguien obtuso y tonto puede negar lo evidente y hacer aún más daño a un partido que representa a un gran número del espectro electoral de nuestro país, un espacio que difícilmente puede ser ocupado por otros partidos en su totalidad, por lo que, en estos momentos, es necesaria su recuperación y puesta a punto. Los grandes pecados del llamado bipartidismo han dado lugar a un nuevo y fragmentado escenario político en nuestro país que traerá, sin duda, no solo aires frescos y más saludables que vendrán de la mano del control y la fiscalización, sino también una nueva forma de gobernar. En nuestra ciudad, en el PP no tiene las cosas muy complicadas para las Elecciones Generales, de momento. Yo lo sé; y también sé, al contrario que otros, que la irrupción de otros partidos en el panorama político español es extraordinariamente positiva para el conjunto del estado; aunque algunos no se quieren dar cuenta, pero tranquilos... Es solo por su propio interés. Lo cierto y verdadero es que, a diferencia de las elecciones pasadas, el principal problema, en ocasiones, es quién encabezaba la lista y en algunos casos el resto también. Para las próximas, la repercusión de nuestra decisión tiene otra dimensión, aprovechémosla. Pensemos que la situación en la que ha quedado el panorama político en nuestro país obedece más a un estado de ánimo de los ciudadanos que al fruto de un análisis general de cada partido. Analicemos esta vez.