Ni que decir tiene que la cuestión política tiene, hoy día, una especial importancia y a ello se están dedicando los que tienen que ver con ese asunto buscando la solución más conveniente en cada caso particular. Pero eso, con ser importante, no es todo lo que la ser humano interesa.
Puede decirse. incluso, que en situaciones de crisis, como la que estamos viviendo, se hace más necesaria la calidad humana; la de todos, sin excepción. pues unos serán los que tengan que trabajar para encontrar la solución justa, pero la sensatez obliga a todos. Es cierto que hay una tensión especial, pero ella está comprendida dentro del conjunto que todo ser humano vive, a diario, para ser justo, para hacer el bien y, en definitiva, para ser un ser humano justo, tanto en las cosas de mucho interés público y privado como en aquellas otras, las de cada día, que nos piden ser sencillos y generosos. El ser humano debe estar pendiente de sí mismo en todo momento para atender las necesidades de los demás y para que el comportamiento personal sea noble y nunca egoísta. Si algo tiene la primacía en la vida del ser humano, creo que es el amor –el amor del alma– que nos lleva a olvidarnos de nosotros mismos en beneficio de los demás. Hemos de contemplar en cada persona sus necesidades y tratar de ayudarla, sin que ello, en ningún caso, pueda mortificarla. Hay que querer a la gente, comprendiendo sus dificultades y poniéndonos en su lugar. ¿Hemos pensado, alguna vez, cómo nos comportaríamos estando en su situación? El amor del alma no supone debilidad, sino fortaleza espiritual y ésta. a su vez, nos lleva a contemplar todas las cuestiones de la vida con un temple especial que es capaz de asumir, como propios, todos los sufrimientos de los demás y tratar de eliminarlos o, cuando menos, mitigarlos. Pensar en los demás no supone fisgonear en sus vidas sino entregarles la vida propia para que pueda llegar la paz a sus inquietudes y, especialmente, a su alma. Esto es lo que verdaderamente importa, sin que se olviden los problemas materiales. Son muy necesarias las actividades personales, cada día, para tratar de hacer un mundo mejor, más consciente del amor a la gente, a todo el conjunto humano que puebla la Tierra. La tarea no es sencilla; está llena de asuntos importantes para cada persona. Que nadie piense que no le corresponde esa labor, porque se trata de la labor de su vida. Todos hemos nacido para ello y hemos de prestarle atención a esa cuestión. No hacerlo es disminuir muy sensiblemente la verdad de la vida, la de todos sin excepción.