Cuando se habla de la participación de los musulmanes en la Guerra Civil española de 1936-1939, la idea general que se tiene es la de su única intervención en el bando que vino en llamarse “nacional”, o franquista. Al menos quien escribe nunca antes supo que también fueran muchos los musulmanes que igualmente lucharon al lado del otro bando, el “republicano”. Y ello quizá se deba a que como los sublevados que saltaron desde el Protectorado español al territorio peninsular a través de Ceuta eran tropas pertenecientes al entonces llamado Ejército del Norte de África que buena parte de sus filas estaban integradas por fuerzas indígenas de Regulares (marroquíes), pues fácilmente se cae en la creencia errónea de que en aquella guerra sólo ellos lucharon del lado de Franco.
En los mismos libros de Historia difícilmente se encuentran alusiones a que también participaran otros musulmanes en el bando republicano, pese a que sí lo hicieron, como quizá resulte de interés saberlo. Y es que, he encontrado datos que claramente vienen a poner de manifiesto que fueron muchos los musulmanes que también intervinieron al lado de la República en aquella fatídica guerra, que la califico de “fatídica”, porque habiendo sido una guerra civil librada entre los mismos españoles, en realidad, en lugar de haberla llamado “civil”, pienso que más bien debería haberse denominado “incivil”, por la serie de violencias, muertes, abusos, injusticias, atropellos y atrocidades que por ambos lados se cometieron entre los mismos compatriotas, en muchas casos teniendo que sufrir unos y otros el tremendo dolor de luchar frente a frente en las trincheras, matándose entre sí padres, hijos y hermanos, en gran parte sin hacerlo en defensa de unos ideales o por convicción personal, sino simplemente por motivo del azar, según en la zona que a cada uno le cogiera en el momento de estallar el conflicto, lo que no dejó de ser una crueldad inhumana más propia de gente “incivilizada”. Eso debería de servirnos de lección para siempre de que una guerra como aquella nunca más debería suceder. Ojalá que nunca más los propios españoles tengamos que estar enfrentados como en aquella guerra. Es de señalar que hay una diferencia sustancial entre los musulmanes que participaron del lado de Franco y los que lo hicieron del lado de la República, y es que los del lado franquistas pertenecían todos a Marruecos, por ser gente del territorio del Protectorado en el que servía el Ejército español al que pertenecían; mientras que los que lucharon del lado republicano eran originarios de numerosos países árabes, toda vez que su reclutamiento se llevó a cabo a través de la captación que la propaganda republicana hacía para formar las llamadas Brigadas Internacionales. Si bien, hay que aclarar que el reclutamiento de los musulmanes para aquella contienda se realizó, tanto por los republicanos como por los nacionales, por medio de sendas campañas propagandísticas de captación a base de promesas muchas de ellas incumplidas, aunque en otros casos les reportara algún beneficio. Entre las incumplidas está el célebre “bastón de oro” prometido por Franco a quienes se enrolaran, para el final cuando la guerra hubiera terminado con la victoria. Y entre las que se beneficiaron están los viajes religiosos a la Meca costeados por Franco. En ambos lados se hizo bastante proselitismo religioso. Loukili Zakaria, Nador, año 2007, refiere que fueron el Coronel Juan Bautista Sánchez, Interventor del Rif central, junto con el Comandante Interventor Tomás García Figueras, que fomentó mucho la cultura en Marruecos, el Delegado de Asuntos Indígenas Ángel Domenech y el caíd Solimán el Jatibi, primo de Abd El Krim, los encargados de captar adeptos a la causa nacional. Se les ofrecía una paga de 180 pesetas al mes con dos anticipos, cuatro kilos de azúcar, una lata de aceite y tantos panes como hijos tuviera el alistado. Así, el Interventor militar de la zona, García Figueras, el 2-04-1937 recibía a una comisión que regresaba de la Meca, en viaje sufragado por Franco en el vapor El Aksa, encabezada por el gran visir Muley Hassan, en la que con invocaciones a la hermandad hispano-marroquí se les decía en su recibimiento lo siguiente: “España y el Islam han sido siempre los pueblos que mejor se comprendieron (…) En estos momentos nuevos del mundo, cuando surge un peligro para todos, ese peligro, para los hombres de buena fe, es cuanto todos que la tienen se unen con esa fe para combatir a los que no la tienen (…) La obra destructora de Rusia soviética va contra las mezquitas, va contra todo lo que tiene valor espiritual, que es lo fundamental del Islam, del pueblo musulmán. Alteza, visir imperial, el amor fraterno de los españoles lleva los sentimientos mejores del Jefe del Estado y de los hombres españoles hacia el pueblo musulmán. Y cuando florezcan los rosales de la victoria, nosotros os entregaremos las rosas de la victoria, nosotros os entregaremos sus mejores flores”. El Coronel José Mª Gárate Córdoba, dice que fueron 62.271 musulmanes los que se enrolaron del lado nacional, habiendo muerto en combate unos 18.000. Y, tras haber terminado la guerra con la victoria, Franco se rodeó de de una Guardia de Honor personal musulmana que estuvo integrada por una Compañía de fusileros que se encargaba de hacer las guardias en el Palacio de El Pardo, de darle escolta y rendirle honores al mismo Franco, a embajadores acreditados en Madrid en la presentación de cartas credenciales en el Palacio Real, así como a las demás personalidades relevantes, Presidentes y Jefes de Gobierno de otros países en visita a España. Y también un Escuadrón de lanceros de Caballería formado por musulmanes. Ambas Unidades fueron creadas por Orden de 5-09-1939, por la que se organizó el Regimiento de la Guardia (Escolta de Franco). Estos musulmanes de dicha Escolta fueron seleccionados procedentes de la Mehl-la Jalifiana al término de la guerra. La mayor parte de ellos habían pertenecido a Unidades de Regulares en las que había estado destinado Franco de Oficial. El Escuadrón de Caballería estuvo en principio ubicado en Madrid, en el cuartel del Conde Duque, aunque posteriormente pasaría a El Pardo. Estos musulmanes de la Escolta fueron retirados en 1958 cuando surgieron los sucesos de Sidi-Ifni, pues aunque el mismo Franco quiso continuar con ellos porque le eran muy fieles, varios Generales y personalidades de su entorno se lo desaconsejaron y terminó disolviendo ambas Unidades. La captación de los otros musulmanes que lucharon en las filas republicanas, según el diario francés “L’Humanité”, órgano del partido comunista de Francia, de 8-09-1936, el Gobierno republicano había lanzado octavillas desde un avión escritas en árabe que apenas se hablaba en el Rif y por eso tuvo escaso éxito. La campaña propagandística estuvo destinada a disuadir a los cabileños de enrolarse con los franquistas, cuyo llamamiento lo hizo un llamado “Comité Supremo Árabe”; pero hubo también campañas en emisiones de radio especialmente organizadas y destinadas a llamar a los musulmanes a la lucha contra Franco. Una de ellas fue la que llevó a cabo Ahmed Ben Thain, que estuvo dirigida a la clase trabajadora de la zona francesa, a iniciativa de Radio CNT de Barcelona, cuyo programa era emitido en onda corta diariamente de 20´00 a 23´00 horas. Y en un artículo anónimo publicado en el Boletín de la CNT-FAI, se emitía la siguiente propaganda: “El Islam, con nacionalidades oprimidas, debe situarse junto a los combatientes españoles del Corán, donde las naciones conocieron el dolor de las opresiones, las masas trabajadoras de España que luchan por la paz y la divinidad, por amor a la libertad, encuentran hoy el apoyo incondicional de todos los musulmanes (…). Allí donde los moros se han dado cuenta de que se les había engañado, traicionado, y se preparan como un solo hombre a limpiar de su territorio, arrojando a los opresores y a los canallas (…). Ellos, nuestros hermanos musulmanes, saben que el fascismo, cuyas intenciones imperialistas no ignoran (…) es el gran enemigo de los pueblos que luchan, como actualmente el pueblo español, por la libertad de los hombres del mundo entero”. Desde Marruecos también se hicieron llamamientos por radio, dirigida por Mustafa Ibnu Jalal, como portavoz de los marroquíes antifranquistas. Alentaba por las ondas a la deserción de los marroquíes que luchaban en las filas de Franco y para disuadir a otros de enrolarse, presentando la noticia basada en falsos testimonios de que se había iniciado en Marruecos un “movimiento revolucionario” contra los Generales sublevados. Lanzaba por las ondas que los fascistas eran los verdaderos enemigos de los marroquíes, del Islam y de la libertad. Pero luego se descubrió por la arabista Nieves Paraleda que dicho portavoz no era marroquí, sino palestino, llamado Najati Sidqi, perteneciente al partido comunista ruso que había sido enviado a España por el Komintern para ocuparse de la propaganda dirigida a la incitación contra Franco para que desertaran. Entre los países que más musulmanes mandaron a España estaba Argelia, con unos 10.000 voluntarios. En la zona de Tánger hubo otros captadores. En la lista de voluntarios llegados a nuestro país desde Francia figuraban 110 que tenían nombres árabes, y procedían mayormente de Argelia que entonces era colonia francesa. También llegaron algunos de Tánger, como A. Benjelid, Abdelaziz Ben Deis y Hachmin Hassan que sirvieron en el Batallón Six Fervier nº 15 de las Brigadas Internacionales. Asimismo, participaron algunos iraquíes, entre ellos, Nuri Anwar Rufarid. En los archivos de Moscú figuran también egipcios miembros de las llamadas Brigadas Árabes, como por ejemplo, Andel Hafiz, Víctor Tabbush, André Diamantopulos, etc; pero también los hubo sirios, libaneses, palestinos y saudíes.