Existen multitud de frases o dichos populares que permanece en el tiempo; otras pierden sentido con por el desarrollo de las sociedades. Frases como “Vestirse por los pies” se utilizaban para reafirmar la masculinidad o como máxima de que se cumpliría la palabra dada; otras como “quien lleva aquí los pantalones” era una forma machista de decir quien mandaba cuando la prenda era exclusiva de varones y vestirse por los pies era “cosa de hombres”.
Recuerdo que siendo un niño causó sorpresa que una chica comenzará a llevar pantalones y a montar en moto en la misma posición de los varones cuando las mujeres montaban de lado. Unos años después era algo normal, pero las primeras tuvieron que soportar las críticas morales de la época, pero los tiempos cambian como verán.
El Consejo General de Sörmland, una provincia cercana a Estocolmo, está estudiando la posibilidad de prohibir por ley que los hombres puedan orinar de pie en los baños públicos. La propuesta es una iniciativa de un partido de izquierdas que asegura que orinar sentado reduce las posibilidades de padecer dolencias de próstata y una vida sexual mejor y más larga, me imagino que se referirán de mayor espacio de tiempo. Al parecer, ya han comenzado a educar a los más pequeños en esta práctica y aseguran que es más higiénico orinar sentado. No voy a entrar en lo higiénico y saludable que es orinar sentado, pero ¿Cómo vigilaran a los posibles infractores?.
En Alemania en los baños públicos y privados suelen poner una calcomanía de un fantasma que te recuerda que orinar sentado es la posición correcta. Pero todo no queda en esa pegatina recordatoria, porque han colocado en los tronos unos aparatos llamados SPUK, que significa embrujo, que emiten una serie de mensajes grabados, que al levantar la tapa, recuerdan a los señores que tomen asiento en el trono y advierten que “en esa casa se cobra una multa a quienes hagan pipí de pie”.
Los alemanes esto de hacer pipí se lo toman muy enserio y recientemente un varón ha sido absuelto de pagar una multa por orinar de pie. El casero lo acusaba de corromper el radiador del cuarto de baño con las pequeñas salpicaduras de la orina. El juez en su sentencia entiende que no hubo mala fe del inquilino y que esta forma de orinar era debida a su cultura y a la falta de costumbre o costumbre poco civilizada.
Lo relatado puede parecer algo así “como hacer el sueco o el alemán”, pero esta misma semana, en un programa de Canal Sur, nos daban mil y una explicaciones de las ventajas y desventajas de orinar de pie. Nada nuevo en cuanto a lo bueno para la próstata y eso de una vida sexual mejor y más larga, aunque apuntaron cosas muy interesantes. La primera, que al orinar esta rebota en el sanitario desprendiendo pequeñas partículas de orina que llegan hasta dos metros de altura y llegan a los cepillos de dientes; después ya sabéis donde nos ponemos el cepillo. La segunda, es que se oxidan los tornillos de los inodoros y utensilios del cuarto de baño. La tercera, es que se ahorra tiempo en limpieza, se ahorra dinero en productos de limpieza y evitaremos meternos en la boca cepillos con restos de orina. Sin duda ganaremos en salud.
Después de atender a tantas recomendaciones y reconocer las muchas ventajas, porque ¿quién no ha visto saltar esas pequeñas partículas que causan pánico entre los alemanes?, pienso que no sería tan descabellado comenzar a sentarse en el inodoro. Sin embargo, esta sana recomendación tardara en imponerse, porque si no hemos conseguido que los pasea perros recojan los excrementos de sus canes, como vamos a conseguir que sin ser observados hagamos el sueco o el alemán.