La Ciudad de Ceuta y su contexto requieren ser analizados desde ópticas dilemáticas debido a su historia y situación geoestratégica, económica, social,… Así, una ciudad europea que está situada en el continente africano, conlleva diversas implicaciones, aunque todas ellas tamizadas por los ejes económico (Norte-Sur) y cultural (Occidente-Oriente).
La realidad social esbozada tiene su reflejo en las aulas de los centros educativos, donde los hijos/as de las familias ceutíes, diversas social, laboral, económica y culturalmente, conviven y aprenden unos con otros, aunque en menor proporción de mezcla o inclusión de la que cabría esperarse.
En este marco problemático, no son pocos los que han intentado averiguar y delimitar el fenómeno del fracaso escolar, encontrándose, de forma casi unánime que, éste se percibe como una situación compleja, multidimensional y multicausal.
También se ha detectado que, aunque la semántica del término parece hacer referencia al fracaso del alumno en la escuela, comienza a existir la conciencia de que, más que el alumno, fracasa la escuela como organización social que no ha sabido responder a su cometido constitucional y por ende, fracasa la sociedad, cuyos ciudadanos futuros no tienen una formación/educación adecuada para un desempeño activo y útil en la misma.
Está demostrado que los efectos del abandono escolar tienen unas consecuencias y unos costes claros para los individuos y para la sociedad, tanto desde el punto de vista del mercado de trabajo como del bienestar en general especialmente a la inclusión social de los jóvenes que abandonan.
Además, su impacto negativo se extiende a otros ámbitos como la salud, la esperanza de vida, la criminalidad, la difusión y prevalencia de los valores democráticos o una más intensa participación social. Por eso, no es de extrañar que uno de los objetivos prioritarios de la Estrategia Educación y Formación 2020 de la Unión Europea sea la reducción de las tasas de abandono.
En el curso 2011-12, la tasa bruta de graduados en ESO fue del 52% respecto a la población de 15 años. Indicadores que permiten afirmar que en Ceuta, uno de cada dos alumnos no termina la ESO.
Se considera que el abandono es un proceso complejo y multidimensional influido por circunstancias socioculturales, familiares, escolares e individuales con importantes implicaciones sociales y culturales.
Para atacar el problema se debe de contemplar actuaciones que engloben medidas de tipo preventivo, con acciones destinadas a mantener dentro del sistema a aquellos alumnos que, bien por circunstancias individuales o bien por razones relacionadas con el entorno educativo, se encuentran en riesgo de abandono.
En este sentido, comienzan a existir iniciativas que son cada vez más extendidas, dirigidas a afrontar la integración social y cultural mediante proyectos globales como el de “Comunidades de Aprendizaje”, basada en un conjunto de actuaciones educativas dirigidas a la transformación social y educativa.
Las Comunidades de Aprendizaje implican a todas las personas que de forma directa o indirecta influyen en el aprendizaje y el desarrollo de las y los estudiantes, incluyendo a profesorado, familiares, amigos y amigas, vecinos y vecinas del barrio, miembros de asociaciones y organizaciones vecinales y locales, personas voluntarias, etc.
Es un proyecto que va dirigido a centros de primaria y secundaria cuyo objetivo es el cambio en la práctica educativa para conseguir aquella educación que todo el mundo quiere tener y, sobre todo, hacer realidad el sueño de que ningún niño o niña quede marginado/a o etiquetado/a por la procedencia de su clase social, etnia, religión, status económico, género, etc.
Para conseguir esta transformación es necesaria la reestructuración de los centros escolares fijando unos objetivos más ambiciosos y abriendo el centro a la comunidad, la participación activa de los recursos existentes y la involucración directa de la Administración local en el proyecto para facilitar el buen funcionamiento de éstas experiencias movilizando todos los recursos existentes abiertos a la negociación y a la colaboración, diseñando un protocolo de coordinación entre las Consejerías responsables que gestionan estos recursos, principalmente la Consejería de Educación, Cultura y Mujer, y la Consejería de Asuntos Sociales.
En definitiva, se trataría de promover experiencias innovadoras para eliminar el fracaso, reales y posibles, a partir de la reflexión del profesorado sobre su acción, siempre de modo colaborativo (investigación-acción) y con el apoyo de la Administración Educativa.