Nos acercamos al final de un año, en el que personalmente para mí ha sido un año decisivo, un año, marcado por muchos cambios, todos ellos repletos de aprendizajes en los que la esperanza y la ilusión han dejado atrás a cualquier ápice de desesperación.
En este decisivo año de viaje (de esto a lo que llamamos vida) en el que como es lógico está repleto de subidas y bajadas, de decepciones y esperanzas es relevante asimilar y comprender que la importancia de la vida radica en a quienes tengamos y a quienes ayudemos.
Vivir rodeados/as de personas con las que el alma no haga más que ganar en valores, principios y sabiduría, es un honor y aprender y comprender que la magia y esencia de la vida radica en lo positivo y en el mejor de los sentimientos que es poder querer y que te quieran tanto con tus defectos como con tus virtudes, es una virtud en la que la solidaridad y la defensa es una concepción fundamental para que reinen los intereses de todos y todas por igual.
Por ello, no salgo de mi asombro en como el gobierno no es capaz de concienciarse en que no es solo preciso sino indiscutible cambiar el panorama desolador actual en el que impera el desempleo, la desigualdad y la exclusión social.
Quiero y deseo, comenzar el año, plagada de nuevas metas y nuevos objetivos en los que “limpiar” la desigualdad y la exclusión social que asola a la ciudad y frena al bienestar de la ciudadanía ceutí se transforme en una realidad y un hecho prioritario.
El gobierno ha de comprender que sólo dejando atrás las deficiencias e ineptitudes de su acción gubernamental se puede dar paso a la adopción y al desarrollo de manera contundente y eficiente de todas aquellas medidas que permitan mejorar la calidad y el bienestar de la ciudadanía ceutí.
Es necesario actuar de manera inmediata y brindar a la población ceutí, con especial hincapié en quienes mayor necesidad presentan por su situación, hay que abogar por un proceso de inclusión e integración limpio de chanchullos y oscurantismos.
Quiero y deseo, poder observar en este año que entra, que quienes se cuelgan medallas y galardones a costa del esfuerzo y sacrificio de quienes menos tienen y más apoyo requieren, trabajen o mejor aún dejen trabajar a quienes deseamos y anhelamos la plena igualdad y bienestar de todos y todas.
En el año que entra demos paso a las ilusiones a la igualdad y al bienestar que como ciudadanía nos merecemos. Es hora de dar paso a la unión, es hora de alzar unidos y unidas nuestras voces, para que se nos escuche, para que nuestras reivindicaciones sean efectivas. No se puede dejar ni debemos de abandonar la ilusión de que un nuevo año, supone una nueva oportunidad, otra posibilidad que puede llegar a ser posible con ilusión y entrega.
Entre todos y todas podemos dejar de vivir sometidos a los deseos e intereses de unos pocos que presuntamente son quienes deben de ampararnos, el pueblo clama igualdad y espero y deseo que el individualismo y las castas ineptas lleguen a su fin.