La Ciudad ha acordado que no dará dinero público a la Fundación Crisol de Culturas el año próximo. Así que los 70.000 euros que iba a chupar de los Presupuestos se podrán destinar a otras inversiones con mucho más sentido.
Está bien que el Gobierno reconozca sus errores, aunque lo haga a su manera. Mantener esa Fundación era un insulto ya no solo por lo que iba a significar, sino también por la financiación que se le estaba prestando a lo que suponía una loa, una alabanza a lo que nadie, en su sano juicio, quiere celebrar. Sin financiación, el funcionamiento de la Crisol va a ser a nulo. Desde luego que nunca sirvió para nada. Simplemente justificaba un sueldo y reflejaba el empecinamiento de un PP que se asesoró muy pero que muy mal desde que ideó su puesta en marcha. ¿Por qué se siguió adelante? Eso lo sabrá el PP. Hasta hace bien poco, Caballas le pidió en sesión plenaria que la eliminara. Propuesta que intentó ser sorteada por los populares de aquella manera... o sea, mal.
Buscar enemistades, enfrentamientos, darle protagonismo a asuntos que si bien son históricos carecen de sentido alguno por las consecuencias que en determinados sentires puede tener es de torpes. Y con esa torpeza se ha estado navegando durante todo este tiempo sin saber muy bien por qué se insistía en llevar la contraria a la lógica, defendiendo a viento y marea una Fundación cuya finalidad no podía más que satisfacer a las mentes retrógradas que aún deben anidar en la derecha. Y, por lo que se ha comprobado, deben tener aún mando en plaza.
El futuro de Fortes, el comisario, habrá que verlo. Eso será un capítulo distinto. La clave, no podemos olvidarla, es que esa conmemoración de la vergüenza ya no se llevará a efecto y que todos esos argumentos de los defensores sin sentido de esta causa quedarán enterrados para tener un año próximo tranquilo, sin enfrentamientos buscados porque sí y sin mantener un fiasco en todos los sentidos.
Adiós a la Crisol, adiós a la fundación de la vergüenza, de los festejos sin sentido, del daño que podía haberse hecho a generaciones por un empecinamiento político. Pues fíjense, esta vez sí, tengo que aplaudir sin miramiento alguno la decisión adoptada por el PP de cortar el grifo a lo que siempre fue un insulto financiado.