La protesta de ayer tarde en la barriada de Miramar para solicitar la construcción de un paso elevado que garantice la seguridad a los peatones no debería ser entendido como algo aislado. Las administraciones tendrían que tomarse muy en serio la seguridad vial inexistente en muchas zonas de la ciudad. Demasiadas quizá. Los puntos negros permanecen a pesar de los accidentes graves que siguen
sucediéndose. Nada se hace. Después de la tormenta viene la calma o el olvido. Un olvido indecente para las personas que han sufrido directamente una tragedia. Es entendible la queja de una familia por reclamar mejoras en una zona en la que sus familiares fallecieron. Distinto es el oportunismo de quienes quieren aprovechar por sistema estas tragedias. En el caso concreto de Miramar, creo que todos estaremos de acuerdo en la imposibilidad de mantener esta zona tal y como está en la actualidad. El paso de peatones es fantasma. Nadie para. Nadie se detiene. Y la velocidad límite es burlada a diario como sucede en casi toda la ciudad. En Miramar hace tiempo que se debería haber hecho algo. Como allí también en el puerto, en Hadú, en el Recinto... Pero todo sigue igual. A las deficientes infraestructuras se suma el incumplimiento de las normas incluso por quienes deben dar ejemplo. El resultado lo tenemos en la cantidad de sucesos que podían haberse evitado si realmente existiera esa conciencia común de garantizar unas vías más seguras, una acción policial mejor orientada y una eliminación de barreras inútiles dispersas para que Ceuta esté más bonita pero sea menos segura. Eso redundaría seguro en beneficio de todos.