Ya conocemos la causa por la que aún no se ha inaugurado la residencia construida por la Fundación Gerón en los terrenos de Santo Ángel. Dice la Ciudad que las obras ejecutadas en la ladera de San Antonio no se adecuan al proyecto original, así que tendrán que hacer reformas para poder obtener la licencia de apertura. La residencia que debía haber estado terminada en 18 meses, ha duplicado ya su plazo de
ejecución, causando importantes perjuicios a modo de daños colaterales a todos los vecinos de San Antonio además de usuarios de la carretera de subida al mirador.
El estado en el que la constructora ha dejado la carretera de subida a San Antonio es digno de denuncia. Bien lo saben quienes han destrozado más de una rueda en esa carretera por culpa de los desperfectos causados por la subida y bajada constante de camiones y por el poco miramiento que han tenido los encargados de ejecutar este proyecto. Ya no son solo los daños causados sino el estado en que han dejado una carretera y la exposición a accidentes que tienen los que la utilizan de forma habitual. Ha habido quejas por todas las vías posibles: la prensa, cartas dirigidas a instituciones, críticas hechas a pie de obra a los responsables... La constructora se comprometía a, supuestamente, arreglar los desperfectos causados una vez terminara la residencia. Hoy lo que tenemos es una obra finalizada, ahora bloqueada por estas anomalías detectadas por la Ciudad y una vía de paso obligado para muchas personas convertida en un auténtico punto negro.
En la carretera ha habido caídas de motoristas, daños en vehículos, accidentes de ciclistas... quien haya hecho uso de esta vía sabe perfectamente a qué se expone. Pero parece que todo esto a nadie importa, la falta de control sobre el desarrollo de las obras y la dejación absoluta que se hace al respecto se ha convertido en una norma cuyas consecuencias padecemos los ciudadanos.
Desde que las obras comenzaran en 2011 se han soportado multitud de incidencias y riesgos que han sido soportados con un comportamiento exquisito. Ahora, con el abandono permitido por quienes tienen la obligación de sancionar este tipo de actitudes, se deja en grave riesgo la integridad de muchos usuarios.