De nuevo el contrato de Trace como protagonista y de nuevo la advertencia del Gobierno de que, con el aumento del dinero, ésta tendrá que mejorar servicios. Es decir, nos dicen que Trace va a cobrar más pero no por lo mismo, sino por extras añadidos. A mí todo esto sigue oliéndome como la basura, mal. Y mal por ambos lados. Primero porque la empresa lleva meses jugando con todos nosotros, ofreciendo un servicio que ha
provocado que hoy haya que hablar de una Ceuta sucia. Negarlo es engañarse a sí mismo. Darse un paseo por cualquier lugar de la ciudad demuestra que el nivel de limpieza alcanzado no es ni por asomo el que debía. Segundo, porque el Gobierno viene a fundamentar esa mayor inversión en la holgura económica de la que gozamos. Es entonces cuando una mira a su alrededor y se pregunta de qué holgura hablan y dónde se encuentra porque es falso. Ellos juegan a las sensaciones, según sus intereses. El ciudadano no juega porque la realidad le escupe a diario la situación real en la que cada uno vive.
Seguiremos hablando de la ampliación del contrato y de las consecuencias visibles del mismo. Como seguiremos hablando del nivel de calidad en la limpieza que tenemos, notablemente degradado porque así se ha querido que suceda.
Si tenemos en cuenta el número de trabajadores, habrá que preguntarse si realmente la plantilla se va a aumentar o lo que se va a hacer es la práctica de los chanchullos que tanto gustan a algunos empresarios para que, al final, en vez de los contratados esperados se hagan remiendos con los que están. ¿Dónde quedan entonces las buenas consecuencias de incrementar la partida para Trace? Quizá lo sepan quienes hacen y deshacen, quienes permiten bajadas temerarias para luego, pasados los años, dar luz verde a incrementos de partidas. ¿Es esto un juego más?
Carreira decía ayer que el incremento no se acercará a ese máximo de 1,5 millones. La historia no es esa, la historia se centra en saber responder si con el dinero cobrado hasta la fecha se ha respondido con la mínima limpieza a la que se había comprometido quien, libremente, se presenta a un concurso. Queda en cada cual el querer engañarse o no faltar a la verdad.