El ser humano (mujeres y hombres) necesitan hablar, exponer lo que piensa a los demás. Es sumamente grato poder hacer llegar, por medio de la palabra, el sentir de la amistad, de los buenos deseos para con los demás, el poder exteriorizar los mejores sentimientos de los que los seres humanos son capaces.
Hay que querer a la gente, a toda sin exclusión, y hacérselo saber por medio del comportamiento personal. La palabra es una forma importante de mostrar lo que en verdad se es y debe extremarse el cuidado de que al hablar no se esté mostrando algo contrario a la realidad. Es frecuente, por desgracia, decir una cosa y actuar de forma diferente. Cuando se dice algo a alguien debe estar en concordancia con la forma de comportarse.
Esa posibilidad de comunicación hace que el pensamiento de unos seres humanos lleguen a persuadir a otros de la conveniencia o necesidad de actuar de una u otra forma. Persuadir - inducir, mover u obligar - a alguien a adoptar una forma de pensar o de actuar, es algo que se practica en todo momento, tanto para que se lea un libro determinado o para que se aborrezca la lectura señalando que ataca a la libertad del ser humano. En ésta, dicen algunos, no debe influir nadie; sólo vale la libre interpretación personal de cuanto ocurre en el mundo o debiera ocurrir. Conversar tiene como fondo persuadir a una o a muchas personas sobre la conveniencia de actuar de una u otra forma. El mundo es un foro inmenso en el que persuadir está a la orden del día.
Hay una gran cantidad de foros en el mundo, instituidos precisamente para persuadir a la mayoría de la gente. Gran parte de ésta ni siquiera llega a enterarse de lo que en esos foros se ha trabajado para llegar, por medio de la persuasión, a una fórmula de compromiso que estiman es la más adecuada para que la convivencia se mantenga dentro de unos cauces razonables. Pero no termina ahí, en esos foros, la acción de persuadir - la de llegar a una determinada fórmula de acuerdo - pues el debate sigue en la calle - en su sentido más amplio -y en ella vuelve a repetirse la acción de persuadir, bien sea en grupos, o por medio de la conversación entre dos personas a las que el tema les interesa y sopesan las ventajas o inconvenientes de lo acordado.
Es interminable la acción de persuadir pues son muchísimos los temas sobre los que se pueden tener opiniones diversas y la conveniencia de que se llegue a estar de acuerdo en lo que de bueno pueda ofrecer esa cuestión que está en discusión en la calle.. La cantidad de estos temas es mayúscula y poco a poco se van condensado en unos determinados fundamentos de opinión y entre ellos vivimos todos los seres humanos, porque nos afectan de alguna forma y medida. Es entonces cuando aparece la forma más humana de persuadir, la de la conversación de dos personas que se respetan y que hablan con sosiego de lo que es la vida y cómo se manifiesta alrededor de ambas.
Esa es la fase más importante para el ser humano, la de actuar en conciencia correctamente y hacer llegar a otra persona la bondad de la verdad. Es la manifestación del amor generoso, del respeto sincero a otra persona con la que se habla y a la que se le expone - con la armonía de la verdad - lo que en su conciencia vive. Es entonces, en esa acción de persuadir, cuando el ser humano se siente verdaderamente feliz.