El día 30 de mayo se celebra San Fernando, Patrón del Arma de Ingenieros. Y, como el próximo lunes ya me habría pasado de fecha, me adelanto a tan solemne festividad para, en primer lugar, felicitar a todos los Ingenieros militares, Damas de San Fernando y demás personas que estén bajo la advocación del Santo. Y, luego, en mi artículo que cada año dedico a la conmemoración, voy a honrar hoy al Teniente de Ingenieros José Sevillano Cousillas, porque quienes con tanto valor lucharon en defensa de España, merecen ser siempre recordados.
Era hijo del General de Infantería de Marina José Sevillano Muñoz. En 1914, se alistó como soldado en Infantería de Marina. En 1915 ingresó en la Academia de Ingenieros, saliendo de Teniente en 1921. En el desastre de Annual, fue destinado a las compañías expedicionarias en Melilla del 5º Regimiento de Zapadores Minadores, participando en el Zoco el Had de Benisicar con su Compañía en trabajos de fortificación, y también en la reconquista del territorio perdido: Reforzamiento de Tizza, colocación del blocao “Extremadura”, destrucción de las casas propias de Tizza, colocación del blocao “Corona”, la toma de: Taulet, Zoco el Arbaa, pozos de Aográz, Sebt, Atlaten, Segangan, Gurugú, Zeluán, Monte Arruit, Esponja, Iguermán;,Yazanen, Sidi Sabo, Uixan, Ras Medua, Tauriat Hamed, Harcha, Zoco el Jemis, Tazarut y Kaddur, Tauriat Zag y Tauriat Buchit, Ras Tiquermín, Lal Hariga y Dar Drius.
En 1925 se inició la fuerte ofensiva de Abd-el Krim. Ante la previsión del desembarco de Alhucemas, el cabecilla rifeño intentó atraer la atención de los españoles enviando sus tropas mejor preparadas a la conquista de Tetuán a través del fuerte español de Cudia Tahar. Era una maniobra de distracción. “Si ellos desembarcan en Alhucemas, yo entraré en Tetuán”, dijo. Para llevar a cabo este intento de acarrear a las fuerzas españolas hacia el sector de Tetuán, contó con su hermano M'Hmed Abd-el Krim, que eligió para atacar un saliente de la línea de defensa de Tetuán. El objetivo táctico era apoderarse de Kudia Tahar, romper la línea de los fortines de Tazarines y Nator y caer por los barrancos de Mers, Busamelal y Sequim -situados entre los contrafuertes de Hafa el Tuab y Hafa el Má-, para amenazar el valle del río Martín y la vega de Tetuán. Antes del ataque, las fuerzas rifeñas realizaron penetraciones nocturnas, infiltrándose por los barrancos y aduares situados entre Kudia Tahar y Tetuán.
El teniente Sevillano fue destinado el 12 de agosto de 1925 a Ceuta, incorporándose a su destino el 17 siguiente, quedando agregado a la 2ª Compañía expedicionaria del 6º Regimiento de Zapadores Minadores entonces de guarnición en la Plaza, tomando el mando de la misma cuando se hallaba realizando trabajos de fortificación en la posición de Nator principal. Al amanecer del 3-09-1925 se inició la fuerte ofensiva enemiga. El día 3 de septiembre las harcas enemigas ocupaban posiciones estratégicas, unos 4.000 hombres y la Artillería con nueve piezas, emplazada en Hafa Duira, dominando de frente y a distancia de menos de 1.500 metros Kudia Tahar. A las seis de la mañana, se inicia el ataque sobre Kudia Tahar, que ardía, quedando parcialmente desmantelada, con la batería de la posición enmudecida y los bidones de agua destrozados. Desde Ben Karrich se ordena la salida de una fuerza al mando del comandante González Salom, compuesta por dos Compañías de Infantería. El Teniente Sevillano, recibe asimismo la orden de organizar una sección para salir desde Nator principal para marchar a Kudia Tahar y hacer reparaciones. Ya desde la salida, va abriendo paso al convoy que subía desde Ben Karrich, protegiendo con sus fuerzas la sección de la Mehala que se dirigía a Tienda Fortificada. A pesar del intenso fuego enemigo que se le hacía desde las laderas y crestones de Haffa el Ma y Haffa Tuabs, consigue entrar en Kudia Tahar al mediodía del 3 de septiembre. Él mismo relata así su defensa de Kudia Tahar:
“...El día 3 de septiembre recibo órdenes del Comandante del Batallón del Infante, Alonso, de organizar una Sección para, formando parte del convoy, tratar de entrar en la posición de Kudia-Tahar que se encuentra asediada por Harca numerosa; tomo el mando de la Sección y se me ordena que marche en cabeza. Partimos al romper el alba del día 4 y teníamos que salvar los 700 metros que nos distanciaban de la asediada Kudia, el terreno era propicio por lo abrupto a que fuéramos tiroteados y adaptándonos a él comenzamos la penosa marcha; los guijarros se nos hendían en los pies y ya nos aguijonaba el sol nuestras espaldas cuando comenzamos a sufrir los efectos del fuego enemigo, alentando a la fuerza y aconsejándoles en los saltos, nos fuimos acercando lentamente sin poder recuperar las bajas, tal es el nutrido fuego; es pasado el mediodía cuando entramos en Kudia y formo la Sección. Mando...”¡alineación derecha!” y me afectó ver que sólo 26 habíamos podido llegar de los 40 que formábamos al salir; la misión había sido cumplida, aún a costa de regarla con mucha sangre. Me pongo a las órdenes del Capitán de Infantería Gómez Zaracíbar, jefe de la posición, quien me ordena que repare el parapeto destruido por el continuo fuego de artillería enemiga que les hostigaba desde lugares estratégicos; el trabajo se dificultaba además por el continuo fuego de fusilería que los moros efectuaban desde lugares muy próximos.
Cuando…nos encontrábamos reparando los desperfecto, una granada de mano explota cerca de mí y noto como la metralla me arraiga el pecho; el jefe de la posición ante la cantidad de bajas que vamos sufriendo opta rápidamente por paralizar los trabajos y se cubra con mis zapadores un frente de trinchera; cuando la tarde va cayendo sobre la sufrida posición siento nuevamente sobre mí el desgarro del plomo…, sobre el muslo, donde acuso el impacto de los cascos de la rompedora. Habrá que resistir a toda costa, estamos heridos los Oficiales pero nos mantenemos en nuestros puestos sacando fuerzas de flaqueza. El heroico artillero Fuentes Pila opta por cambiar el emplazamiento del único cañón de que disponíamos pero...no puede realizarlo, una granada le secciona las dos piernas. Al día siguiente muere nuestro prestigioso Jefe, asumiendo el mando de la posición que ya el fuego había demolido casi por completo. Empezamos a padecer los efectos de la escasez de víveres,…agua y medicamentos. Los moros arreciaban en sus ataques y oímos perfectamente los gritos, amenazas y traicioneros consejos: ¡entregaos!, ¡no tiréis, que hemos entrado en Tetuán!. ¡Si os rendís, os prometemos respetar vuestras vidas...!.
El día 6 por medio del único enlace, el heliógrafo, manteníamos comunicación con el mando, solicito agua, municiones y refuerzos...Los días 7, 8 y 9 tenemos un mayor agotamiento, escasez y un hedor insoportable a cadáveres que nos limitamos a tender respetuosamente sin poder enterrarlos...Estos días somos socorridos con algunos envíos que desde aviones nos lanzan... y que caen en zona de nadie. Oigo al Sargento González que grita lejos de mí: ¿Dónde vas?, siendo contestado: A por agua para vosotros y para mí, este saco lo ha lanzado nuestro pájaro...¡Quieto Penas!, le reprende el Sargento: Espera que tal vez dé otra pasada...!. Me traslado al lugar del incidente y ya el valeroso Soldado Penas se encuentra casi junto al saco, sigue arrastrándose y se abraza a él, la tensión en la posición es enorme...lo protegemos con nuestro fuego de la nutrida fusilería cabileña y vemos cómo se retuerce acribillado...abrazado a la codiciada presa el abnegado Penas que mezcló su sangre ardiente con su gélido hielo. Nuestros soldados vibran de patriótico entusiasmo; la distribución equitativa de los orines del poco ganado que guardábamos… esperado como un bálsamo. El día 10 recibo un telegrama del General Primo de Rivera diciéndonos que está seguro de poder socorrernos…El día 12 vuelvo a recibir … otro telegrama de la misma autoridad, comunicándome que la columna de socorro sigue abriéndose camino, habiendo hecho más de 100 muertos al enemigo; “resista esta noche” -terminaba- que mañana a las doce llegará ahí la columna, “¡viva España!. Rompen el cerco los libertadores y en nuestro extenuado estado dominado por la fiebre de las heridas me parece una alucinación, no sé cómo tengo fuerzas…, me parece que dejo todo allí, cuando parto emocionado tras estrecharme en brazos con los de la columna de socorro la emoción es indescriptible”.
Recibida la orden de evacuación de la posición, el Teniente Sevillano se quedó con los heridos graves hasta que llegaron a evacuarlos. Ingresó en el hospital Militar de Tetuán, y después en el de Marina de San Fernando. Por la defensa de Kudia Tahar le fueron concedidas, primero, la Medalla Militar Individual, impuesta por el General Miguel Primo de Rivera el 25-11-1925; y, después, la Cruz Laureada de San Fernando en 1935, que le fue impuesta por el presidente de la República en el Palacio Real, Alcalá Zamora, en presencia del Jefe del Gobierno, Alejandro Lerroux. Pero estalló el 18 de julio de 1936, el día 20 fue detenido y encerrado en la cárcel Modelo de Madrid. Según su viuda: “Hasta octubre yo le visitaba, y este mes se negó rotundamente a colaborar…fue incomunicado y yo ya no pude visitarle más”.
Al amanecer del 19 de noviembre, en el arroyo de San José, de Paracuellos del Jarama, fue sacado de la cárcel y asesinado. El Teniente Sevillano honró con su valor al Arma de Ingenieros. Vaya para él nuestro recuerdo y gratitud por su heroísmo y por la ofrenda personal de su vida. Muchas felicidades a todos.