A veces, quizás sin darnos cuenta, no somos lo que deberíamos ser sino todo lo contrario. Ante esa realidad, que se repite tanto, es necesario preguntarse si realmente somos valiosos para la sociedad –para toda esa gente que lo pasa mal, en todos los órdenes– o si somos un lastre,
algo que tiene una presencia física pero que sólo ocupa un lugar que no siempre es el más adecuado. La vida hay que hacerla útil, generosa en todos los sentidos, aunque ello cueste mucho, aunque nos imponga una secuencia de actuaciones que, tal vez, consideremos abusiva, superior a nuestras fuerzas e incluso que no las consideremos justas. ¿No será, todo ello, volver la espalda a la realidad y contemplar un sistema de vida que nos apetece?
En la vida se presentan, a cada persona, una serie de deseos y lo que importa es que la elección sea la adecuada para uno mismo; para que se sea más valioso y pueda aportar a la sociedad lo mejor de su ser. Cuando se contempla la obra de pintores famosos, se tiene ante uno mismo la genialidad de un ser humano, que nos sigue diciendo cosas importantes a pesar de que se vayan sumando años a aquellos momentos de inspiración genial y trabajo exquisito, de gran pureza y que, además, hacen pensar en muchas cosas que la vida nos presenta en la actualidad. Son obras vivas, llenas de carácter y que hablan directamente a la sensibilidad de todo ser humano. ¿Por qué la vida de cualquier persona, en la actualidad, debe estar falta de valor humano?
A cada persona se nos exige un trabajo de alta calidad. Estamos obligados a ello aunque la realidad muestre que no llegamos a alcanzar ese nivel de máxima calidad, pero lo importante es el esfuerzo que hayamos hecho, el tesón con que cada día nos hemos ido entregando a esa labor que dignifica a la sociedad en su sentido más amplio. Se puede ser un pintor de brocha gorda pero su obra puede causar admiración o rechazo según haya sido la calidad de su esfuerzo. Hay detalles que quedan para la posteridad, para muchos años, porque fueron llevados a cabo con el corazón y la mente totalmente entregados a esa labor, a hacerla útil para todos; más que la materialidad de la obra lo que le dio valor fue la entrega de todo el ser por amor a lo que se debía hacer.
En la actualidad hay una gran demanda de calidad en lo que se lleva a cabo y especialmente en le elección de lo que se debe hacer. Un índice de ello es la cantidad de visitas de alto nivel que se vienen realizando. Es muy significativa la visita del Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica a los máximos dignatarios de Japón. No lo ha hecho para jugar al fútbol con un robot; esto último ha sido un detalle muy simpático, pero la cosa no ha parado ahí y tampoco lo sabemos aunque podemos hacernos a la idea de que el mundo está viviendo una temporada muy dura y muy proclive a empeorar. El Océano Pacífico es sumamente importante para ambas naciones y otras más. ¿Cómo evitar que vuelvan a producirse hechos humanos terribles en esa zona?
Ser auténticos es sumamente importante y la realidad es que cuesta mucho y, además, hay quienes prefieren obrar en contra de la realidad, de lo auténtico de la vida, para imponer un estilo de vida que no es el que en verdad necesitamos los seres humanos, que no estamos creados para pelearnos sino para vivir todo cuánto demanda el amor leal y desinteresado. El amor es la base de la vida; de la vida de entrega para el bienestar de la humanidad.