Me enorgullece hablar como tema ineludible sobre nuestra profesión de Fe”. En estos tiempos de tantas incertidumbres, de ello por las muchas adversidades que anteceden. “Por la codicia y la lujuria del pecado”. Tratando la afirmación. “Creo en la vida Eterna”. Y en especial me detengo en el Juicio Final.
No debemos tener miedo ¡oh! sino hemos perdido el tiempo: Escuchemos lo que nos dice la Palabra de Dios. Al respecto, leemos en el Evangelio de San Mateo: Entonces “cuando venga en su Gloria el hijo del hombre y todos los ángeles con él… serán reunidos ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda… Y estos irán al castigo Eterno y los justos a la vida Eterna” <Mt. 25.31-3346> Jesús mismo en el Evangelio de San Mateo, anuncia como al final de los tiempos, quienes le hayan seguido tendrán sitio en su Gloria, para juzgar justamente con Él <Mt. 19, 28>. El apóstol San Pablo, luego al escribir a la comunidad de Corinto, afirma: ¿Habéis olvidado que los Santos juzgarán el Universo? Que hermoso es saber que en esa circunstancias, además de Cristo nuestro Paráclito, nuestro abogado ante el Padre, podremos contar con la intercesión y la benevolencia de muchos hermanos que nos precedieron en el camino de la Fe. Y que ofrecieron su vida por nosotros y siguen amándonos de modo indescriptible.
Mis estimados lectores, creo que merece la pena meditar y reflexionar el contenido del texto, para bien de nuestra “Salvación”.