Una Comisión del Parlamento Europeo ha debatido esta semana sobre el tema de lo que se ha venido en llamar impropiamente “sucesos de Ceuta”, es decir, lo acontecido el día 6 de febrero en la frontera de El Tarajal,
cuando una avalancha de alrededor de quinientos subsaharianos trataba de entrar en territorio español –y de la UE– de forma ilegal, superando la valla o como fuera, con la triste secuela del fallecimiento de quince de ellos por ahogamiento en aguas marroquíes.
Los dos grupos parlamentarios más numerosos y significativos –populares y socialistas– llevaron a cabo intervenciones de carácter moderado. Unos, representados por Agustín Díaz de Mera y por Teresa Jiménez Becerril, defendiendo la actuación de la Guardia Civil tras exponer la gravedad del masivo intento de entrada y del problema de la inmigración ilegal en general, y los otros, a través de Juan Fernando López Aguilar, de modo conciliador, para indicar que dicho debate no era el lugar para la rendición de cuentas, ya que para ello habría de esperarse a que España remitiese los resultados de la investigación que está realizando. Pero las voces más disonantes surgieron de los grupúsculos menos representativos, generalmente de extrema izquierda, o de “Los Verdes”, generalmente inclinados hacia ese lado, hasta el punto de que en Alemania los llaman “sandías”, pues creen que son verdes por fuera y rojos por dentro.
Lo que más me ha llamado la atención de dicho debate ha sido la intervención del representante de ICV (Iniciativa per Catalunya Verde), un profesor licenciado en Ciencias Económicas y doctor en Relaciones Internacionales llamado Raúl Romeva, al que Díaz de Mera puso de los nervios porque utilizó el término “asalto” para referirse a la acción llevada a cabo por los subsaharianos. Romeva lamentó profundamente que se utilizara esa palabra, indicando de manera textual “que diga que esas personas han asaltado la valla es triste. Si esa es su reflexión me temo que esos hechos van a seguir ocurriendo”. ¡Qué fácil es lanzar frases sin fundamento en lugar de tratar de conocer la realidad! Habría que ver lo que ese señor cree que significa la palabra “asalto”.
¿Dónde está el supuesto error triste y lamentable cometido por Díaz de Mera al calificar de tal modo la acometida de los subsaharianos? El diccionario de la Real Academia Española define el término “asaltar”, en su primera acepción, como “acometer impetuosamente una plaza o fortaleza para entrar en ella escalando sus defensas”. A su vez, acometer es “embestir con ímpetu y ardimiento”, y embestir “ir con ímpetu contra alguien o contra algo”. Bien se nota que el Sr. Romeva o no ha visto, o no ha querido ver, esa grabación hecha pública en la que se observa cómo una masa de centenares de subsaharianos baja a la carrera hacia la valla, llevando delante a un gendarme marroquí, obligado a poner pies en polvorosa para no ser arrollado por aquel tropel que se le venía encima. Si eso no es un asalto, ¿qué es? Porque sin duda se trata de una acometida impetuosa a una plaza (Ceuta) para entrar en ella escalando sus defensas (la valla). Un asalto en toda regla, un asalto como una catedral.
Ya somos dos: Díaz de Mera y yo. Bueno, más, incluyendo a la Real Academia de la Lengua española con todos sus académicos, responsables del Diccionario. Y no caben confusiones idiomáticas, por muy cerrado que se sea, porque asalto en catalán se dice “assalt”, es decir, que se entiende perfectamente aunque el interlocutor haya hablado en castellano, la lengua oficial de España, un idioma que, aunque parezca absurdo, molesta sobremanera a ciertos españoles.