Endeudados hasta las cejas. Así nos tienen los que se están cargando la solvencia económica local y que no asumen su responsabilidad en ello ni las consecuencias dimanantes de entrampar e hipotecar el futuro de toda la ciudad. Al endeudamiento anterior, hay que añadir los casi cuatro millones de euros que costará la refinanciación de la deuda y que ha aprobado, unilateralmente, el gobierno del PP.
Y no pasa nada.
Como si fuese a pagarlos el gobierno con el dinero de su bolsillo. O como si fuesen a perpetuarse en el poder ejecutivo local. En un ejercicio constante de pérdida de consciencia de la realidad en la que se vive.
A la vista está que por no hacer, no se hace caso ni a los tirones de orejas ni a las recomendaciones del Tribunal de Cuentas, tales como aquellas en las que se hace referencia a que en “las ejecuciones examinadas de los contratos de obras, se produjeron importantes demoras no justificadas, sin que conste la imposición de las penalidades previstas en la normativa a los contratistas, que son particularmente incongruentes con la adjudicación de dichos contratos mediante concursos en los que se valoraron estas reducciones”, y se aconseja, por mencionar sólo algunos, que “en los pliegos de cláusulas administrativas particulares, deberían establecerse los criterios de adjudicación de los contratos con mayor claridad y concreción, así como especificarse también los métodos o formas de asignación de las puntuaciones de los correspondientes baremos de forma que todas las empresas interesadas en las licitaciones puedan conocerlos… o que la utilización del procedimiento de emergencia y del procedimiento negociado sin publicidad debería limitarse, estrictamente, a los supuestos establecidos en la normativa y justificarse documentalmente su procedencia en cada uno de los expedientes…”
No sé si es soberbia sumada a la mala gestión habitual lo que empuja a este gobierno a defender sus meteduras de pata, pero está claro que cada vez nos precipitan con más fuerza hacia el abismo de la inestabilidad.
Las decisiones son constantemente inacertadas, insolidarias y ajenas a las demandas ciudadanas. Tanto que ya no sorprenden los errores del equipo de gobierno. Un grupo de gente a la que se le presume mirar por el dinero público, el de todos, con la mayor y mejor de las diligencias y administrarlo como buenos y responsables gestores.
Y resulta que, ni una cosa ni otra.
No hay excusas que sirvan.
No es por la crisis.
No hemos vivido por encima de nuestras posibilidades como intentan hacernos creer desde hace años.
Todo esto no es sino por la mala gestión que se ha venido haciendo por parte de los gobiernos de derechas que tenemos tanto a nivel nacional como local y para los que los intereses ciudadanos parecen estar siempre en un segundo y hasta tercer plano. Eso sí, para pagar sus despilfarros y sus errores, nos tienen los primeros.