Se imaginan la celebración de la Feria en la primera semana de julio? No se alarmen. Es historia. Una curiosísima historia del devenir de nuestros grandes festejos del año a través del tiempo que, al hilo de la efeméride, he creído interesante recordar en esta columna dominical. Ocurrió hace ahora justamente medio siglo. Un pleno presidido por el alcalde Alberto Ibáñez Trujillo así lo decidió en 1963, al fijar la celebración de nuestras fiestas patronales entre el 29 de junio y el 7 de julio.
Jugó muy fuerte aquella corporación. Y es que, si volvemos la vista atrás, desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, nos encontraremos siempre estos festejos populares rolando en torno al cinco de agosto. Fue así desde sus orígenes. Desde aquellos remotos tiempos de las veladas sobre el anillo terrizo de la Plaza de África profusamente engalanada con sus arcos de tulipas de cristal esmerilado, sus luces de acetileno, el cielo de farolillos de papel y la iluminación a la veneciana dando vistosidad a los tiovivos y carruseles, empujados por uno o varios hombres, y la quema de cohetes. Y ya fuera del recinto, los bailes públicos, las corridas de toros en la plaza del callejón de la Botica (la actual Serrano Orive), el toro del aguardiente y los conciertos de las bandas militares de la Plaza rematando el programa festivo de aquellos primeros días de agosto.
Tradiciones aparte, julio no precisaba de tales alicientes feriales hace medio siglo por cuanto, este mes, ya poseía los suyos propios con las representaciones de teatro, ballet, ópera y zarzuela que nos brindaban los Festivales de España con el desfile de primerísimas compañías por el incomparable marco del teatro al aire libre de San Amaro. Además de la propia e inolvidable feria de Hadú, claro, que precisamente desapareció para siempre en 1963 como consecuencia de ese traslado de la feria oficial de la ciudad a las mismas fechas en las que la popular barriada celebraba la suya. "La feria de Hadú hacía sombra a la de Ceuta y por eso se la cargaron con este cambio de fechas", me han insistido una y otra vez amigos de Hadú de toda la vida.
No lo sé. Lo cierto es que la polémica del traslado a julio de nuestros festejos fue muy fuerte desde que se conoció la iniciativa, prodigándose todo un rosario de opiniones cruzadas en la prensa y en la radio. El concejal de Festejos de entonces, Claudio Romero, defendía el cambio argumentando que las ferias de Málaga y Huelva atraían "como un espejismo" a los feriantes, alejándolos de Ceuta, al tiempo que estos, con el traslado de fechas, veían en el triángulo Algeciras ? Ceuta ? La Línea un magnífico objetivo para sus negocios. Y puede que D. Claudio tuviese razón, porque cómo estarían las cosas, que el Ayuntamiento llegó a ofrecer unas tarifas simbólicas a los feriantes, cobrándoles sólo la ocupación de terreno, haciéndose cargo el municipio de la acometida eléctrica, amén de autorizarles unos precios superiores a los de la Península para compensarles los gastos de la travesía del Estrecho, que entonces realizaban a bordo de pequeñas embarcaciones.
También las sociedades deportivas y recreativas tuvieron mucho que decir. Oídas por los responsables municipales, aceptaron de buen grado esa celebración en julio bajo la nueva denominación de ‘Fiestas de Verano de Ceuta’, para nuestros festejos anuales según ven en el cartel de la imagen. Total que el acuerdo plenario, se puso en marcha, aunque atendiendo a muchas sugerencias, sólo "a modo de prueba". Cinco años duró la experiencia, imponiéndose al final el retorno al calendario tradicional.
Por supuesto que el polémico cambio fue sólo para los actos profanos, no modificándose para nada las celebraciones agosteñas en honor a la Patrona. Es más, hasta se argumentó que con el traslado de los festejos a junio los tradicionales actos marianos gozarían de un mayor calor y realce al centrarse la conmemoración exclusivamente en torno a Santa María de África. En todo este entramado, el entonces concejal de Festejos e inolvidable cofrade José Antonio González, ‘Pepe Remigio’, fue uno de los más ardientes defensores del cambio. "Las fiestas de la Virgen de África no se instituyeron pensando en traer más o menos atracciones sino en honor de la Patrona".
Y así es aunque, ciertamente, parece que ya lo hemos olvidado.